(CODIPACSQRO) El pasado viernes 7 y sábado 8 de agosto el señor obispo de Querétaro, Don Faustino Armendáriz Jiménez peregrino por tercera ocasión en acción de gracias a la Santísima Virgen de los Dolores de Soriano, y en compañía de los fieles, poner en manos de la patrona diocesana las necesidades que cada uno guarda en el corazón.
Los 50 kilómetros de trayecto son ocasión para que los peregrinos expresen la fe que viven y la manifiesten en la oración, canto, rezo o en el caminar en comunidad. La santa misa es el momento más importante de las dos jornadas, una se celebra en la comunidad de El Lobo, de la Parroquia San Alfonso María de Ligorio, y otra en la Basílica de Soriano como culmen de todo el peregrinar.
Experiencia de fe para quien peregrina que enseña que hay realidades humanas aparentemente sin sentido, pero que para Dios siempre son importantes. Es una oportunidad para fortalecer la fe en comunidad y ayudar a apreciar a los hermanos en la sencillez, solidaridad y compañía.
Monseñor Faustino durante las dos jornadas invitó constantemente a la oración, saludó y agradeció a quienes comparten de lo necesario en sus hogares para alimentar a los hijos de la Virgen que van a visitarla allá en Soriano. La peregrinación hacia la Basílica de Soriano pasó las comunidades de: La Cañada, Saldarriaga, La Griega, El Lobo, Puerta de Enmedio, Vista Hermosa, La Pila y Soriano, dando testimonio de la alegría del Evangelio, en el corazón de los peregrinos.
El señor obispo y muchos de los peregrinos pudieron cargar una reliquia de Fray Junipero Serra, admirable predicador y misionero de México, que procuró llevar la alegría del Evangelio y extender el alcance del conocimiento de Cristo y de México cuando nuestro país no conocía fronteras hacia el norte. El será declarado santo de la Iglesia Universal el 23 de septiembre próximo por el Papa Francisco. Llevar esta reliquia y venerarla como una parte del cuerpo del que recorrió miles de kilómetros como peregrino y misionero de Dios, hizo vibrar a quienes lo portaron y entusiasmar el espíritu de misionero que todos llevamos desde nuestro bautismo.
Otro mensaje fue pedir a Dios por la misión permanente, tomando a Fray Junípero Serra, como patrono de la misma, y pedir que Dios nos conceda que los incrédulos que conviven con nosotros descubran la belleza de la fe y para que los pecadores alcancen la gracia de la conversión, dos tareas que el Padre Junípero trabajo con la convicción que sólo Dios basta.
La alegría de anunciar el Evangelio fue un elemento siempre presente en el canto, en el encuentro con los hermanos de muchas parroquias de la Diócesis, todos hermanos expresando en plenitud la presencia de la Iglesia peregrina unida a su pastor diocesano y a los sacerdotes sus primeros colaboradores.
Jorge A. Rangel Sánchez
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