(CODIPACSQRO) El señor obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez presidió la inauguración del nuevo y original museo de figuras en miniatura de cera que plasman escenas de las apariciones y escenas referentes a la Santísima Virgen de Guadalupe. El incansable esfuerzo y trabajo del Lic. Miguel Ferro Herrera, ha dado fruto al unir voluntades y con la ayuda de muchos se presenta a la comunidad de la Ciudad Episcopal y al mundo entero, este espacio en el templo más importante dedicado a la Santísima Virgen de Guadalupe después de su muy Insigne Basílica en la Ciudad de México.
Mons. Faustino mantuvo su atención e interés para que esta obra evangelizadora esté hoy en Querétaro y sea un instrumento evangelizador para las familias queretanas y para todo aquel que nos visite, ya que el hecho guadalupano, marca nuestra identidad mexicana.
El primer impulsor en Querétaro, de esta iniciativa fue Mons. Don Mario De Gasperín Gasperín, Obispo emérito de Querétaro, también presente, y que apoyó y señaló como destino el anexo del Santuario Mariano de la Congregación.
El Presidente Municipal Roberto Loyola Vera, queretano y guadalupano apoyó y felicitó en esta inauguración, la realización de esta iniciativa patrimonio cultural de la sociedad.
El Muy Ilustre Canónigo Don Jorge Luis Ávila Blancas de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, fue quien concibió la idea y la realización de la colección de piezas artesanales, artísticas y evangelizadoras. Don Luis Ávila es un estudioso, conservador y benefactor para Querétaro en el campo cultural. Importante conservador de la Basílica de Guadalupe, presidió el Centro de Estudios Guadalupanos, participó en el proceso de canonización de San Juan Diego Cuautlatoatzín, historiador, conocedor de arte, y sacerdote guadalupano.
La obra pedagogía y catequética de este museo es redescubrir la presencia de Santa María de Guadalupe en la historia de nuestra patria mexicana. Muchos son los bienhechores y benefactores para traer esta obra y poder instalarla en Querétaro. El Pbro. Manuel Pérez Romero, rector del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe “La Congregación” acogió las maquetas y recibió a todos en este Santuario diocesano, casa de todos los devotos de Santa María de Guadalupe.
La colección titulada “Felicidad de México” recrea el acontecimiento guadalupano, comprendido entre los siglos XVI y XIX como:
En 1531, Santa María de Guadalupe llamó al más humilde de sus hijos, y grabó en su ayate su bendita imagen. Pronto llegó a ser principio y referente, ayuda y auxilio en las desgracias, salud de los enfermos en las epidemias.
En 1754, S.S. Benedicto XIV confirmó su patrocinio con sus palabras hoy, célebres: “No hizo cosa igual con otra nación”.
En 1810, el señor cura Don Miguel Hidalgo y Costilla tomó la bendita imagen guadalupana del Santuario de Atotonilco, reconociendo en Ella a la patrona de nuestra libertad, como lo escribió Morelos en Sentimientos de la Nación.
El 12 de diciembre fue reconocido y conservado como día festivo y respetados los bienes de la colegiata de Guadalupe por el mismo presidente Benito Juárez, quien como guadalupano pidió el bautismo para una de sus hijas, a quien nombró María Guadalupe.
El 12 de octubre de 1895 el Papa León XIII, concedió la anhelada coronación pontificia a la imagen milagrosa de la Santísima Virgen de Guadalupe.
El museo está en Querétaro por su guadalupanismo, la primera copia de la imagen de la Virgen de Guadalupe que salió de México se ubicó en Querétaro.
Querétaro en su historia recuerda a grandes benefactores como el Pbro. Juan Caballero y Osio que trabajó por construir, el hoy Santuario Diocesano dedicado a Santa María de Guadalupe y promover la amorosa devoción entre los sacerdotes.
Querétaro como Diócesis año por año y por más de un siglo llega al Tepeyac con la peregrinación más ordenada y las más numerosa de fieles peregrinos, que saliendo del corazón de la Sierra Gorda tiene un camino evangelizador de más de 450 kilómetros y agrupa entre la columna de hombres y de mujeres más de cincuenta mil fieles que alegres caminan al encuentro de la Madre del cielo, evangelizan con su caminar, con su oración y con su unidad de hermanos que avanzan escuchando la Palabra de Dios y la reflexionan por boca de sus pastores.
Don Rafael Camacho, tercer obispo de Querétaro fue uno de los principales promotores de la coronación pontificia de 1895 y fue impulsor de la peregrinación queretana al Tepeyac.
Lo que hoy presenciamos es el mandato claro de la providencia para que por medio de esta obra retomemos el camino de la evangelización, fue su deseo que en el tiempo y en este lugar nos encontráramos para ser instrumentos siempre de su voluntad.
Jorge A. Rangel Sánchez