(CODIPACSQRO) El 11 de septiembre, en el Tepeyac, ante la mirada amorosa de la Virgen de Guadalupe y, en recuerdo de lo acontecido hace 50 años, la Confraternidad de los Operarios del Reino de Cristo se congregaron en torno al altar de Nuestro Señor Jesucristo para darle gracias a Dios por tantas y tantas bendiciones como Dios, Padre Providente les ha otorgado. Han sido muchos sacerdotes, seminarios, fundaciones, instituciones, servicios de diferente índole en la Iglesia y en la Sociedad.
Todo partiendo desde la respuesta generosa de un hombre de fe, un sacerdote que quiso dar su vida por una necesidad urgente, darle sacerdotes a la Iglesia y buscar formar sacerdotes que sean según el Corazón de Cristo. En toda la celebración y en el corazón de cada uno de los que asistimos a este acontecimiento histórico estaba muy presente la figura del Padre Enrique Amezcua Medina, el fundador, con los obispos que lo apoyaron incondicionalmente: Mons. Abraham Martínez Betancourt y Mons. Manuel Pío López Estrada (Obispos entonces de Tacámbaro y de Xalapa).
La Santa Misa fue presidida por el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, quien durante su responsabilidad como obispo de Tacámbaro, en Tapachula y en la Arquidiócesis de Tuxtla, ha acompañado como un padre que va viendo que la Institución crece. Lo acompañaron los obispos: Mons. Eduardo Carmona Ortega de los Operarios del Reino de Cristo y que es obispo de Parral, Chih.; también Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, España; Mons. Kevin W. Vann, obispo de Orange, Estados Unidos; Mons. Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia; quien también ha brindado su ayuda como obispo protector y amigo de la Institución; Mons. Leopoldo González, Obispo de Tapachula; Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, Obispo de Ecatepec; donde creció la Institución y Mons. José Luis Castro Medellín, Obispo de Tacámbaro, diócesis de origen del padre fundador. Asimismo, participaron cerca de 100 sacerdotes Operarios del Reino de Cristo, además de otros hermanos sacerdotes amigos de la Confraternidad.
Los numerosos fieles asistentes, provenientes de muchos lugares de la República Mexicana y de otros países como Colombia, Estados Unidos, etc. vibraron con la fe y devoción que se respiró.
Al final de la celebración el P. Antonio Gómez Elisea, Director General de los Operarios, dirigió un mensaje de agradecimiento a los presentes, donde expresó lo siguiente: “ El P. Enrique quiso que fuéramos una gran familia, y la verdadera naturaleza de la familia es ser eslabón de una cadena de generaciones, es decir, operarios que se dejan generar para generar a su vez. Y esta generación pasa a través de una vida común en la que todos sus miembros se aman, se educan, se abren a la fecundidad. El Señor nos llama a crecer en el amor, en la comunión, a crecer en el don de nuestra vida por la extensión del Reino de Cristo.
Hoy como ayer el Señor está dispuesto a hacer grandes prodigios. Requiere solamente nuestra colaboración. Nuestro compromiso por una conversión que nos alcance a todos aquellos que formamos la gran familia de Operarios. En el marco del Año de la Fe en el que se encuadra nuestro Año jubilar el Señor nos invita a una auténtica y renovada conversión a Él, único Salvador del mundo.”
Damos gracias a Dios por sus bendiciones, pedimos perdón por nuestros fallos y nos acogemos a su gracia para poder ser cada día fieles al carisma recibido que es, por reconocimiento de la Iglesia, un camino de santificación para todos los fieles.
Padre Nuestro, venga a nosotros tu Reino, Por Cristo, con Él y en Él”.
Yara Gallegos de Zepeda