Luis-Fernando Valdés
Cuando fue elegido el Papa Francisco, de inmediato la atención mediática se centró en las fricciones del arzobispo de bonaerense y los últimos dos Presidentes de Argentina referentes a temas sociales. ¿Por qué ha sido tensa la relación entre Bergoglio y los Kirchner?
La relación entre la Iglesia y el Estado se maneja en Argentina con un esquema muy diferente al de México. Mientras que en nuestro país la Iglesia no interviene directamente en las cuestiones públicas, en aquella nación los obispos expresan –con bastante peso– su opinión en estos temas.
Así, cada 5 de mayo, en la Catedral de Buenos Aires, se celebra un “Te Deum” con motivo de la conmemoración del Primer Gobierno patrio del país (que equivale al Día de la Independencia), y en esta ceremonia el Arzobispo primado de Argentina en turno tradicionalmente pronuncia una homilía.
Néstor Kirchner llegó a la Presidencia argentina en 2003. En el tedeum de 2004, el entonces Cardenal Bergoglio habló sobre “el exhibicionismo y los anuncios estridentes de los gobernantes”, como crítica a las carencias sociales de las políticas implementadas respecto a la pobreza.
Como respuesta a las declaraciones, Néstor Kirchner anunció, en 2005, que no acudiría al tedeum. Poco tiempo más tarde, el portavoz de Bergoglio anunció que, en Argentina, “no hay relación de la Iglesia con el gobierno”. [BBC Mundo, 15 marzo 2013]
Puesto este escenario, las cosas comenzaron a empeorar, pues el Presidente Kirchner llegó a afirmar que Jorge Bergoglio estaba desarrollando un proyecto de oposición, e incluso declaró que “Nuestro Dios es de todos, pero cuidado que el diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas”. Un mensaje indirecto a Bergoglio y su supuesto “plan” con la oposición.
Cuatro años después, en 2007, Néstor Kirchner terminó su periodo en la presidencia y tomó posesión en el cargo su esposa, Cristina Fernández. Como medida preventiva y no tensar la relación con el Cardenal, la nueva Presidenta evitó asistir a eventos religiosos en la Catedral de Buenos Aires.
Pero, en 2008, se dio una primera confrontación. Fernández de Kirchner presentó la Resolución 125, con la que se aplicaba un nuevo sistema de impuestos a las exportaciones de cuatro productos y sus derivados: soja, girasol, maíz y trigo.
Esta medida provocó un paro patronal, con bloqueo de rutas, que se prolongó por 129 días. Aunque, al final, la Resolución quedó sin efecto, en ese conflicto, el Card. Bergoglio se pronunció a favor de los productores agrarios.
En julio de 2010, un nuevo acontecimiento enfrentó al Card. Bergoglio y a la Presidenta Fernández, pues el Gobierno argentino aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Para responder a la actitud del gobierno, Mons. Bergoglio, en una carta pastoral, expreso con firmeza:
“No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es solo el instrumento) sino de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios” (Ibídem).
Y, una vez elegido Pontífice, al primer Jefe de Estado que Francisco recibió fue a la Presidenta Kirchner. El encuentro fue amable. Pero la postura del Papa Bergoglio no ha cambiado.
Estos episodios con el Gobierno argentino, nos hacen augurar que el Papa Francisco no cederá ante las presiones internacionales para modificar ni la postura de la Iglesia a favor de los pobres y marginados ni la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia.