El nuevo Papa nos sigue sorprendiendo por sus gestos llenos de sencillez y de cercanía con la gente. El Pontífice latinoamericano se ha desmarcado del protocolo, del vestuario papal y de los apartamentos pontificios. Entonces, ¿Francisco cambiará la doctrina “dura” del catolicismo?
En el inicio de este nuevo Pontificado, se ha dado un fenómeno de opinión pública muy interesante. La simpatía del Papa Bergoglio ha servido de lubricante para las cuestiones espinosas que ha tenido que resolver en estas primeras semanas de Ministerio Petrino.
En cambio, el Papa Ratzinger fue durante dos décadas el guardián de la fe, y se convirtió en el pararrayos de las críticas durante la época de Juan Pablo II. Por eso, siempre arrastró la etiqueta de “duro” e “intransigente”, incluso durante su periodo como Pontífice.
Esta percepción, un tanto injusta, ha producido el fenómeno de que Francisco parece un Papa más “flexible”, y quizá por eso, algunos piensan que habrá cambios en la doctrina católica. Pero, en realidad, el Papado no ha cambiado de ruta. Desde el Concilio Vaticano II, todos los Pontífices han seguido la misma línea: explicar la doctrina de siempre a los hombres de hoy, sin alterar el mensaje de Jesucristo.
En cambio, lo que sí ha variado en estos cincuenta años posteriores al Concilio es la percepción de la opinión pública sobre los Papas. Según esta visión, del “carismático” Juan Pablo II pasamos al “duro e intransigente” Benedicto XVI, y ahora tenemos al “sencillo y cercano” Francisco.
La continuidad es patente. El Papa alemán peleó las batallas doctrinales y disciplinares que inició su predecesor polaco, como el combate a la pederastia. Y el Papa argentino ha retomado directamente los conflictos a los que se enfrentó Benedicto XVI, de los cuales hoy reseñamos dos.
Primero. Francisco confirmó recientemente la línea de “tolerancia cero” contra los sacerdotes pederastas al recibir en audiencia privada al arzobispo Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio vaticano encargado de conocer esos delitos (News.va, 5.abril.2013).
“El Santo Padre ha pedido en particular a la Congregación continuar con la línea establecida por Benedicto XVI, lo que significa actuar con determinación en lo que concierne a los abusos sexuales”, dice el comunicado de la Sala de prensa vaticana.
Segundo. El Papa Francisco confirmó la evaluación del Vaticano a la “Leadership Conference of Women Religious” (LCWR) de Estados Unidos, en la que se encontró que esta tenía “serios problemas doctrinales” y necesitaba ser reformada.
El Prefecto Müller, se reunió en Roma con la presidenta de la conferencia de religiosas estadounidenses, Hermana Florence Deacon, el 15 de abril pasado. También asistió el Arzobispo de Seattle, Peter Sartain, quien fue designado para llevar a cabo la reforma del LCWR.
Müller le dijo a la Hermana Deacon que él “ha discutido recientemente la Evaluación Doctrinal con el Papa Francisco, que reafirmó los hallazgos de la Evaluación y el programa de reforma para esta Conferencia de Superiores Mayores”. O sea, el Papa no apoya el liberalismo de la LCWR. (News.va, 15.abril.2013)
Sin duda, la simpática figura de Francisco ha conquistado a la opinión pública, y su sonrisa y su cercanía han logrado superar una barrera mediática: que la ortodoxia y la disciplina no son sinónimo de antipatía o de mala voluntad hacia alguien. Y ortodoxia y simpatía, este es el nuevo “look” del Papado.
Luis-Fernando Valdés – lfvaldes@gmail.com http://www.columnafeyrazon.blogspot.com