A los fieles de las comunidades cristianas y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad:
Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin (Ap 21,6)
Con grande gozo pascual, celebrando la Vida que el Padre celestial nos ha otorgado en su Hijo Jesucristo muerto y resucitado, los obispos de México nos encontramos reunidos en nuestra XCV Asamblea Plenaria, en torno a Aquel que “ha sido levantado en lo alto, para atraer a todos hacia sí” (cf. Jn 12,32). Tenemos la firme convicción de que es el Espíritu del amor el que nos guía a la unidad como Iglesia, en la edificación del Reino de Dios y de una sociedad mejor, en nuestro caminar hacia la Pascua Eterna.
Damos gracias al Señor de la vida y de la historia que nos permite nuevos inicios: el inicio del tiempo litúrgico de la Pascua, porque proclamar y celebrar a Jesús resucitado nos fortalece para seguir siendo testigos de la Vida, en medio de tantos signos de muerte que atentan contra la dignidad de hombres y mujeres en el mundo y en nuestra Patria; agradecemos al Sumo y Eterno Sacerdote que, después del luminoso ministerio del Papa Benedicto XVI, nos conceda una nueva etapa en la historia de la Iglesia con el pontificado del Santo Padre Francisco; agradecemos también a nuestro Dios providente que nos permite iniciar los trabajos pastorales de nuestra Conferencia Episcopal Mexicana, en el trienio 2012-2015.
En el contexto de la celebración del Año Fe, tenemos la oportunidad de “redescubrir el camino de la fe”, para proclamarla y testimoniarla con nuevo vigor. Como nos ha pedido el Papa Francisco, queremos salir e ir hacia las periferias no sólo geográficas sino también hacia las periferias existenciales del pecado, del dolor, de la injusticia, de la ignorancia…” Somos conscientes de que es ésta una tarea urgente, que si bien hemos venido realizando, debemos fortalecer con el impulso de la misión evangelizadora.
Con los criterios de continuidad y renovación pretendemos seguir avanzando en el cumplimiento de la misión que Cristo nos ha encomendado al servicio de todas las personas: anunciar el Evangelio, razón de ser y de existir de la Iglesia. Los nuevos inicios son esperanzadores, máxime cuando echamos las redes en nombre de quien es el Principio y el Fin, el Alfa y la Omega.
Buscando dar respuesta a los grandes desafíos del mundo actual, como son entre ellos, la secularización, la indiferencia, la participación de las nuevas generaciones en la sociedad y la promoción humana, así como los anhelos de verdad, de paz y de justicia de nuestros hermanos y hermanas de México, especialmente de los más pobres, en esta Asamblea Plenaria, formulamos nuestro objetivo general para los próximos tres años, los temas que abordaremos y los proyectos pastorales de las ocho comisiones episcopales.
Nos proponemos, “fortalecer nuestra identidad como Iglesia, a la luz de la Palabra de Dios, de los Santos Padres y del Magisterio, para dinamizar la Misión Continental Permanente en el espíritu de la Nueva Evangelización, partiendo de la conversión personal y pastoral, y como discípulos misioneros, contribuir a la transformación de la realidad de México promoviendo la cultura cristiana”.
Conscientes de que esto sólo puede ser logrado con la ayuda de Dios y la unidad entre todos, encomendamos nuestros proyectos pastorales a la intercesión de la Madre del Verdadero Dios por quien se vive, y del santo Obispo Rafael Guízar y Valencia, patrono de los Obispos de México, que entregó su vida para testimoniar la Vida que no acaba.
Por los Obispos de México.
† José Francisco, Card. Robles OrtegaArzobispo de Guadalajara
Presidente de la CEM † Eugenio Lira Rugarcía Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario General de la CEM