No es casual, los cristianos anunciamos la muerte, pero sobre todo proclamamos la resurrección de nuestro Señor Jesucristo; los cristianos católicos veneramos la imagen de Jesús en el Santo Entierro porque, creemos que sin Santo Entierro no hay resurrección, ni que nada es santo, si no lo vivimos cada día siguiendo los pasos de Jesucristo Nuestro Señor, amando y sirviendo con todo, como él nos enseñó.
En Evangelio que acabamos de escuchar nos da la clave para entender a Jesús como Sal y luz del mundo, todos sabemos que la sal sirve para darle sabor y preservarnos de la corrupción, debemos ser mensajeros de la vida y ponerle sabor a pesar de las adversidades de cada día. Que Dios nos libre de perder el sabor de ser el sabor de la tierra.
Sin la Luz del sol el mundo se queda en tiniebla, y ya no podemos orientarnos, los discípulos de Jesús pueden orientarnos y caminar con esperanza, el discípulo que es sal es aquella persona que nos ayuda a disfrutar la vida, y la luz que con su presencia amorosa disipa nuestras oscuridades, y descubramos nuestra verdadera identidad.
Así las dos imágenes la sal y luz, si permanecen aislados la sal solo cuando se mezcla con los alimentos da sabor y la luz cuando esta en la oscuridad es cuando ilumina.
Hermanas y hermanos pidamos a nuestra madrea la santísima virgen de Guadalupe y al señor del santo entierro que podamos tener una santa muerte y una santa resurrección, pero sobre todos a comprender que el cielo se vive desde el suelo, sirviendo al señor». Que Dios así nos lo conceda.
Al terminar la Misa, Mons. Fidencio les invito a cantar “Tu nombre es Jesús, tu nombre es Jesús Dios de Dios y Luz de Luz”, y les recordó que no hay resurrección sino hay Santo Entierro, si no vivimos cada día siguiendo los pasos de Jesucristo Nuestro Señor, amando y sirviendo a todos, como él nos enseñó. Y finalmente le dio la bendición episcopal y los nos asistente le brindaron un fuerte aplauso para agradecer su presencia en medio de ellos.