En las últimas horas una noticia ha causado perturbación. Se dice que la investigación de los “vatileaks” descubrió una red de corrupción y homosexualidad dentro del Vaticano, y que, cuando Benedicto XVI leyó el dossier, decidió renunciar. ¿Esto es verdadero?
El jueves pasado (21.feb), la periodista italiana Concita De Gregorio, publicó en “La Reppublica” una investigación sobre la causas de la renuncia del Papa, que ella atribuye a la corrupción, a la luchas de poder y a desórdenes sexuales de funcionarios vaticanos. [Ver artículo]
La reacción en la prensa internacional no espero, y algunos medios transmitieron la noticia en tono más bien “amarillista”. Por ejemplo, la prestigiada revista italiana “Panorama” afirmó que “la madre de todos los dossiers” condicionará el cónclave.
¿Qué dice exactamente la fuente original de la noticia? La autora sostiene que el grupo de tres cardenales, nombrados por el Santo Padre para investigar el caso de los “vatileaks”, entregó un segundo documento de 300 páginas. Se trata de un escrito clasificado, pero la periodista –sin decir cómo lo leyó o quién se lo platicó– explica su contenido, que son corrupción en el banco vaticano y una red de homosexualidad dentro de la Santa Sede.
La interpretación de De Gregorio es que, después de escuchar a los tres purpurados y de recibir ese dossier, el 17 de diciembre pasado, “Benedicto XVI toma la decisión tan largamente meditada”. El artículo de la italiana es bastante favorable al Papa, al que pone como un hombre valiente que supo hacer frente a estos problemas y que, para solucionarlos, cede su puesto a un nuevo Papa que deberá ser “fuerte, joven y santo”.
Es muy importante no atribuir a este reportaje lo que no afirma. Por ejemplo, que el Santo Padre renunció al enterarse de la corrupción en el Vaticano, o que el Papa deja el pontificado por ser cómplice de esos delitos, como ya afirmaron algunos.
¿Qué pensar de esta situación? Lo primero es matizar la noticia. Es posible que lo que De Gregorio narra sí haya sucedido así, pero no lo sabemos con certeza, pues no dice cuáles son sus fuentes ni si ella leyó el dossier (ella misma da a entender que no).
Además, el mismo Papa Benedicto nos ha dado ejemplo de que los problemas no se deben negar, ni ocultar. No en vano ha suspendido a decenas de obispos por proteger a los pederastas. Por eso, no debemos tener miedo a reconocer la verdad, aunque tampoco debemos ser “crédulos”, que aceptan sin más todos los datos sin verificarlos primero.
Hay que dejar en claro que la prensa internacional habla de dos cosas distintas: a) Que el motivo de la renuncia papal sea por cobardía o por complicidad, lo cual no es el caso de Benedicto XVI; y b) que el motivo de la renuncia haya sido para dar oportunidad a otro Papa más joven, que pueda dar continuidad al trabajo de limpieza en la cúpula de la Iglesia. Esto segundo es claro.
Pocos años después de haber concluido el Concilio Vaticano II, Pablo VI reconoció con tristeza que el humo de Satanás se había metido a la Iglesia. Cincuenta años después, Benedicto XVI está limpiando la Iglesia y expulsando ese olor a azufre infernal. El Papa Ratzinger se retira, pero deja las bases para renovar a fondo la Iglesia: si éste es su legado, será un Pontífice para la historia.