1. La gran fiesta de la Pascua nos anuncia que ¡Cristo ha resucitado! Así, el anuncio de la Resurrección del Señor que sucedió hace veinte siglos en la ciudad de Jerusalén, hoy sigue resonando en nuestro corazón con una fe vibrante porque el sepulcro quedó vacío. Nuestra fe se basa en este anuncio, en el testimonio de aquellos primeros discípulos misioneros que vieron la losa removida y el sepulcro vacío, al mismo Señor vivo y tangible, que se apareció a María Magdalena, a los dos discípulos de Emaús y, finalmente, a los Once cuando estaban reunidos en el Cenáculo (cf. Mc 16,9-14).
2. La Resurrección de Cristo ha roto las tinieblas de la muerte y ha traído al mundo el esplendor de Dios, el esplendor de la verdad y del bien. Hoy entonamos con toda la Iglesia el Aleluya Pascual, que resuena como signo de nuestra sincera apertura a Dios, más aún, de nuestra gratitud por su infinita bondad, porque en Cristo Dios ha decidido cancelar el documento de condena que pesaba sobre nosotros, el Justo, muerto por los injustos. Cristo ha muerto y ha resucitado, ha muerto a causa de nuestros pecados, y ha resucitado también para redimir nuestra vida y nuestra historia. Su luz nos denuncia nuestro pecado pero al mismo tiempo nos da la oportunidad de salir de las tinieblas. Hermanos, ¡no tengamos miedo de abrirle la vida a Cristo!, al contrario quitemos todas las trabas y abramos de par en par las puertas al Señor.
3. En este tiempo de Pascua quiero animar a todas las comunidades cristianas de ésta querida Iglesia Particular de Querétaro, y de modo especial a todos los sacerdotes, como guías de la comunidad, a un nuevo despertar misionero, a no desfallecer en el esfuerzo de dar impulso a la Nueva Evangelización y de asumir con valentía nuestro compromiso evangelizador, presentando con gozo a los demás a Jesucristo Resucitado y que él abra entre nosotros caminos para una justicia y paz verdaderas. El Santo Padre en su reciente Visita Apostólica a México, nos ha animado a dar este impulso evangelizador: La Misión Continental, tiene como fin hacer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan a la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente. También aquí se ha de superar el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristianos.
4. Queridos hermanos y hermanas. Cristo resucitado camina delante de nosotros hacia los cielos nuevos y la tierra nueva (cf. Ap 21,1), en los que finalmente viviremos como en una sola familia, como hijos de un mismo Padre. Él estará con nosotros hasta el fin de la historia. Caminemos tras Él en este mundo agitado y contradictorio. En nuestro corazón debe haber alegría; aunque en nuestro rostro haya lágrimas por las contrariedades cotidianas. Así es nuestra realidad terrena. Pero Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Por eso caminamos en medio de la historia pero con la mirada fija en Jesucristo, seguros de que también resucitaremos con él. Porque ninguna condenación pesa más sobre los que han creído en él. (cf. Rm 8,1).
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!
† Faustino Armendáriz Jiménez IX Obispo de Querétaro