SOLEMNIDAD LITÚRGICA DE NUESTRA SEÑORA DE EL PUEBLITO.

Santa Iglesia Catedral Santiago de Querétaro, 17 de abril 2021.

El día 17 de abril de 2021 Mons. Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidio la Eucaristía, en honor de Nuestra Señora de El Pueblito, Patrona de la Ciudad Episcopal de Querétaro, en el marco de la Solemnidad Litúrgica, en la Santa Iglesia Catedral de Querétaro, esta Santa Misa fue concelebrada por el Fray Flavio Chávez García OFM, ministro provincial, y por algunos otros Frailes Franciscanos de El Santuario de la Virgen de El Pueblito y del templo de la Santa Cruz. “La Iglesia, la familia y cada persona pueden atravesar situaciones muy críticas y oscuras a lo largo de la vida; las crisis son parte de la historia de quienes se disponen a caminar en el seguimiento de Jesús, sin embargo, la verdadera crisis comienza, cuando el corazón es incapaz de reconocer la presencia salvadora de Jesús y de María en medio de la crisis, y cuando se pierde la capacidad de escuchar su grito «ánimo soy yo no tengan miedo». comento Mons. Fidencio.

 En el momento de la Homilía Mons. Fidencio les compartió diciendo: “Saludó a Fray Flavio, Provincial de la familia Franciscana, a mis hermanos sacerdotes y a todos ustedes hermanos y hermanas, fieles laicos, la paz esté con ustedes.

Como cada año, durante el tiempo de Pascua, celebramos la fiesta de Nuestra Madre en su advocación de El Pueblito en esta Santa Catedral; en esta ocasión la palabra de Dios nos ilumina con lo que podríamos llamar luces de esperanza para animar nuestros corazones en tiempos de pandemia.

 La palabra de Dios que hemos escuchado está llena de luces y sorpresas, les comparto 3 luces.

 Primera Luz:  Jesús María y José están con nosotros en medio de la crisis.

Jesús nos dice, “yo soy, no tengas miedo”, María, en su vocación de El Pueblito nos dice: haga lo que él les diga, y San José sencillamente adora y es feliz de adorar.

El diminutivo de El Pueblito no es simplemente un diminutivo, delante de Dios sólo se permanece si se es pequeño, si se es huérfano, si se es mendicante; pero también de El Pueblito es el signo divino de aquel regalo que descendió desde la cruz en los últimos momentos históricos del crucificado «mujer ahí tienes a tu hijo» y luego al discípulo «ahí tienes a tu madre «. Por eso la reconocemos como de El Pueblito no se pertenece a sí misma es el pueblito, es de nuestra familia, es de nuestra sangre; Ella y Él camina con nosotros en medio de esta crisis antropológica y pandémica que estamos viviendo, así lo registra el Evangelio que acabamos de escuchar.

Segunda luz. El miedo más grave viene de la incapacidad para descubrir la presencia de Jesús en medio del conflicto y en medio de la crisis.

Con unas cuantas palabras San Juan a recogido el recuerdo de una tempestad vivida por los discípulos en el mar de Galilea, y aprovecha para invitar a los cristianos de su tiempo a escuchar la llamada apremiante de Jesús a confiar en Él en medio de la crisis y de los conflictos.

Así lo describe el Evangelio: “había caído la noche, soplaba un fuerte viento, las aguas del lago se habían encrespado, la barca estaba literalmente amenazada por las olas en medio de la noche y muy lejos de tierra y como si fuera poco el viento era contrario, pero hay algo todavía más grave, los discípulos se sienten solos, Jesús no estaba físicamente con ellos en la barca; cuando Jesús se les acerca, caminando sobre las aguas, los discípulos no lo reconocen y ahora, todavía más aterrados, comienzan a gritar llenos de incertidumbre y de miedo.

El evangelista tiene buen cuidado en señalar que su miedo no está provocado por la tempestad, sino, ahora, por su incapacidad para descubrir la presencia de Jesús en medio de aquella noche, creían que era un fantasma. Eso hermanos, esto es lo que nos pasa con frecuencia también a nosotros en tiempo de crisis.

 Tercera luz. La crisis es también un momento privilegiado para hacer la experiencia de la fuerza salvadora de Jesús.

La Iglesia, la familia y cada persona pueden atravesar situaciones muy críticas y oscuras a lo largo de la vida; las crisis son parte de la historia de quienes se disponen a caminar en el seguimiento de Jesús, sin embargo, la verdadera crisis comienza, cuando el corazón es incapaz de reconocer la presencia salvadora de Jesús y de María en medio de la crisis, y cuando se pierde la capacidad de escuchar su grito «ánimo soy yo no tengan miedo».

Ante esta crisis, la reacción de Pedro es admirable, y es una lección para nosotros en este tiempo de crisis antropológica y sanitaria que estamos viviendo.

San Pedro dijo: «si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua»; aquí aparece otro principio de la vida cristiana, la crisis es también un momento privilegiado para hacer la experiencia de la fuerza salvadora de Jesús, el tiempo privilegiado para sustentar la fe, más que en tradiciones humanas, apoyos sociales o devociones piadosas, en el reencuentro y la adhesión vital a Jesús y a su madre la Virgen María, nuestra Madre que siempre cuida de sus discípulos, de los discípulos de su hijo, cómo cuido de su hijo Jesús.

La idea de Jesús es que, en tiempo de crisis, es la mejor ocasión para el reencuentro y para dar testimonio de nuestra adhesión a Jesús y a su proyecto, en este sentido, la crisis que estamos viviendo es también un tiempo que necesitamos para purificarnos y liberarnos de intereses mezquinos y mundanos, de triunfalismos engañosos y deformaciones, que nos han ido alejando de Jesús a lo largo del tiempo.

Jesús está actuando, hermanas y hermanos, está actuando en esta crisis, Él nos está conduciendo hacia una Iglesia en salida misionera, más evangélica y sinodal, con Jesús, con María y con San José llegaremos a buen termino. Jesús nos dice «Yo soy, no tengan miedo»; José sencillamente sueña, y María, en su advocación de El Pueblito, nos vuelve a recordar el secreto: «hagan lo que Él les diga». Que así sea”.

Después de la comunión se entono la Salve, a la Virgen de El Pueblito, mientras Mons. Fidencio inciso la venerable imagen, y después les dio la bendición y paso por el manto de la Virgen para que lo cubra de bendiciones, y los presentes le brindaron un fuerte aplauso.