Liturgia Papal
La Iglesia señala que es laudable la costumbre de instalar en las casas y en las iglesias un «belén» o «nacimiento», que recuerda y ayuda a vivir el misterio de la Navidad.
El mismo puede ser bendecido por un laico, para ello se reúne la familia, y el padre o la madre de la misma dice “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Todos se santiguan y responden: “Amén”. Luego, el que dirige la celebración dice: “Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo”. Todos responden: “Bendito seas por siempre, Señor” (Bendicional 1246)
Luego, el que dirige la oración dice: “Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad” (Bendicional 1247).
Posteriormente, Uno de los miembros de la familia lee un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo Lc 2, 4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito (Bendicional 1247). Acabada la lectura de la Escritura puede tener lugar un canto. Terminado el canto o la lectura de la Palabra de Dios, se hacen unas preces para pedirle al Señor que, por su Nacimiento, proteja a esa familia (Bendicional 1250).
Acabadas las preces, el que preside, con las manos juntas, dice una de las dos oraciones siguientes, a elección de la familia (Bendicional 1251).
La primera es: “Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente para que las imágenes de este Belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.”
La segunda es: “Oh, Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegríay a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.”
Al terminar cualquiera de las oraciones, todos responden “Amén”.
Finalmente, el que dirige la celebración se santigua mientras dice: “Cristo, el Señor, que se ha aparecido en la tierra y ha querido convivir con los hombres nos bendiga y nos guarde en su amor” (Bendicional 1252).
Todos responden: “Amén”
La Iglesia señala que es laudable la costumbre de instalar en las casas y en las iglesias un «belén» o «nacimiento», que recuerda y ayuda a vivir el misterio de la Navidad. El mismo puede ser bendecido por un laico.
Para ello se reúne la familia, y el padre o la madre de la misma dice “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Todos se santiguan y responden: “Amén”. Luego, el que dirige la celebración dice: “Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo”. Todos responden: “Bendito seas por siempre, Señor” (Bendicional 1246)
Luego, el que dirige la oración dice: “Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad” (Bendicional 1247).
Posteriormente, Uno de los miembros de la familia lee un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo Lc 2, 4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito (Bendicional 1247). Acabada la lectura de la Escritura puede tener lugar un canto. Terminado el canto o la lectura de la Palabra de Dios, se hacen unas preces para pedirle al Señor que, por su Nacimiento, proteja a esa familia (Bendicional 1250).
Acabadas las preces, el que preside, con las manos juntas, dice una de las dos oraciones siguientes, a elección de la familia (Bendicional 1251).
La primera es: “Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente para que las imágenes de este Belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.”
La segunda es: “Oh, Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegríay a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.”
Al terminar cualquiera de las oraciones, todos responden “Amén”.
Finalmente, el que dirige la celebración se santigua mientras dice: “Cristo, el Señor, que se ha aparecido en la tierra y ha querido convivir con los hombres nos bendiga y nos guarde en su amor” (Bendicional 1252).
Todos responden: “Amén”