Semana Laudato Sí´
NOVENA DE LA CREACIÓN
Día dos: LA RUPTURA
Palabra de Dios. Gn. 2,8 – 9; 15 – 17
» 8 El señor Dios plantó un jardín en Edén, al Oriente, Y puso allí al hombre que había formado. 9 Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal… 15 el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 16 y le dio esta orden: «Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín, 17 exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedará sujeto a la muerte.»
Laudato Sí, 2
» 2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a explotarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo como en el agua como en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados cómo está nuestra oprimida y devastada tierra, que «dolores de parto» (Rm 8,22)
Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). «Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura».
Meditación
En Génesis, el ambiente de la tierra se presenta con la metáfora del jardín, en el que » Dios coloca al ser humano» para «cultivarlo y cuidarlo». Por lo tanto, las relaciones humanas con la naturaleza, con el ambiente de la Tierra como deben ser tales que el trabajo se realice como el del administrador a quién se le confía algo. La administración implica la gestión consciente y responsable de algo que se confía a nuestro cuidado. Recibimos instrucciones para » cuidar y cultivar» la creación de Dios. Es una instrucción ecológica.
Los seres humanos padecieron el pecado como vínculos rotos en tres niveles. Un nivel relacionado con Dios, por el cual los humanos evitan la presencia de Dios, ya sea olvidando sus mandamientos o ignorando olvidando la presencia de Dios.
Un segundo nivel se encuentra entre los humanos. Adán dijo a Eva:»Esta es, por fin, hueso de mis huesos y carne de mi carne». Sin embargo, después del pecado, Adam se queja de su compañera por el pecado cometido al decir:» la mujer que me diste para estar conmigo». Esta es la escena de la primera culpa contra nuestro prójimo como la compañía, por nuestra incapacidad de reconocer nuestra propia culpa.
Un tercer nivel del vínculo roto es con la naturaleza, resaltado por la maldición de la serpiente, el parto con dolor, el pan ganado con esfuerzo y trabajo duro, etc., evidenciando así la hostilidad entre el florecimiento humano y el poder de la naturaleza.
Subyacente a los textos de Génesis está la interpretación de la fe de los humanos que han interpretado perturbaciones en el mundo natural. El distanciamiento del ser humano de la voluntad de Dios tiene un impacto cósmico que altera el orden de la creación.
Lo que podemos ver Es una cierta relación profunda entre los humanos y el resto del mundo natural como una relación que incluye una extensión del Misterio de la naturaleza malvada como se origina en el corazón humano y qué impacta el equilibrio y la armonía de la naturaleza.
Oración silenciosa.
Acción: nuestro papel como administradores implica la gestión consciente y responsable de las cosas confiadas a nuestro cuidado. Identifica Tres formas en que podamos ejercer nuestro papel como buenos administradores del ambiente de la Tierra (cuidar, proteger, cultivar, etc.).
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