HACE 420 AÑOS MURIÓ FRAY SEBASTIAN DE APARICIO DEL PRADO.

25 de febrero…. Pero de 1600

Hace 420 años

Murió en olor de santidad en Puebla de los Ángeles (México). FRAY SEBASTIAN DE APARICIO DEL PRADO. «Segundo conquistador de Querétaro”

Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga.

Apenas pasada la conquista llegó a la Nueva España, confundido entre los numerosos viajeros, uno de los hombres más positivos que hayan pisado suelo mexicano. SEBASTIAN DE APARICIO DEL PRADO. A él le conmovió como se dedicaba al indio a bestia de carga, los “Indios tamemes”, eran quienes transportaban cargando en su espalda hasta 45 kilogramos de productos que se comercializaban en las distintas poblaciones; envueltos en petates, depositados en guacales, esteras, ollas de barro, jícaras o petacas, en ocasiones en su espaldas cargaban hasta los mismos españoles; una de las cosas más comunes era el empleo de mano de obra indígena, muy barata desde entonces.

A nadie se le había ocurrido resolver este problema, ni siquiera a los frailes que defendían contra viento y marea a sus catecúmenos. SEBASTIAN DE APARICIO comenzó a introducir el transporte de recua de mulas, cada una cargaba alrededor de 150 kilogramos; para enseguida construir carretas tiradas por bueyes que sustituyeron a los “tamemes”, las empezó a alquilar para la carga. Después se dedicó con el concurso (ayuda, colaboración) de los indios chichimecas, a abrir caminos y mejorar los ya existentes de origen prehispánico, a él se le deben el primer camino que iba de Veracruz a Puebla y luego a la ciudad de México en 1542. Su espíritu emprendedor, lo llevó a solicitar las autorizaciones correspondientes, para abrir caminos que llevaban a los centros mineros que se explotaban en el Norte; abrió el camino que comunicaba a la ciudad de México con el mineral de Zacatecas para transportar plata que ahí se producía, este camino era conocido como “Camino de la Plata”, “Camino real de Tierra Adentro” o “Camino de Santa fe”; la construcción de este camino, inició a mediados del siglo XVI con el descubrimiento de los campos mineros zacatecanos en 1546-1547 y hasta 1550. Esto alteraría la faz de la Nueva España y de Europa.

La exportación del mineral zacatecano tuvo un fuerte impacto en los pueblos que fueron quedando a la vera de los caminos de la plata; partiendo de la Ciudad de México, la ruta ya estaba bien definida hasta Querétaro, centro principal en la Nueva España en cuanto a la manufactura de paños de lana. Entre 1550 y 1560 se volvió aún más importante a raíz del descubrimiento de plata en Guanajuato en 1554-1556; su recorrido al principio terminaba en Zacatecas y posteriormente continuó hasta Santa Fe; la incursión por estas tierras del norte siempre estuvo motivada por una combinación de propósitos: salvar almas de paganos y buscar riquezas minerales. Los caminos para llegar a esas regiones tenían que pasar por Querétaro, por esta razón se le llamó “garganta de tierra adentro”.

Constantes caravanas de carretas iban y venían cargando el preciado metal o el azogue pare el proceso del beneficio. Fue motivo importante para el auge de Querétaro el paso de las Carretas de Aparicio, cuyos animales descansaban a la orilla de la “LAGUNA DE LOS PATOS”. La creación de nuevos caminos y la transformación de los antiguos de herradura atribuidos a Sebastián de Aparicio, generaron una mejora en el transporte, y por consiguiente, se acortaban las jornadas de viaje entre las diferentes ciudades del Bajío, el norte y la Ciudad de México. La patria le debe mucho por este trabajo incansable y fecundo.

Con su compañía de carretas alivió un poco el sufrimiento de los indios y aceleró el progreso de la Nueva España. Al mejorar los caminos, mejoró el tránsito de mercancías; Querétaro se convirtió en la población comercial más importante de la Nueva España, después de la ciudad de México, capital del Virreinato y en el parador más importante de “la ruta de la plata”. Por varios años Fray Sebastián pasó por Querétaro transportando la plata que sería fundida en México. Por el continuo tráfico que generaba la exportación de las minas, y para proteger el envío del mineral de los asaltos indígenas, se dieron varias mercedes para que se establecieran una serie de espacios destinados a atender a los mercaderes, alojar a los numerosos viajeros y visitantes que pasaban por aquí, así como controlar el continuo paso comercial, por lo que aparecen un sinnúmero de mesones, posadas y garitas. Fue en 1547 cuando SEBASTIAN DE APARICIO llegó a esta tierra y estableció un punto de paso que fue precisamente un caserón, ubicado al oriente del centro de la Ciudad de Querétaro, para utilizarlo como posada y paradero intermedio, que por llegar allí las carretas de Aparicio, se le llamó “CARRETAS”.

Viudo de la tercera esposa, sus últimos 20 años los pasó Sebastián como sencillo hermano lego en el convento de Franciscanos; era el encargado de pedir limosna por las casas y de cuidar el huerto y hacer las compras y los mandados. Con su fuerza enorme, se dedicaba a los más rudos trabajos, y parecía casi no sentir cansancio. Hacía de sus rudos trabajos un apostolado para salvar almas; el resto de su vida la paso en plena observancia, macerando su cuerpo con austeras penitencias. A los 95 años se le reventó una hernia y se sintió morir. Pidió a los franciscanos que rezaran el credo y cuando decían: «Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna»… se quedó muerto. Murió en olor de santidad el 25 de febrero de 1600 en Puebla de la Ángeles (México). Apenas muerto, los prodigios se multiplicaron y es fama constante que hoy en día aún no cesan. Muchísimos habitantes de Puebla asistieron a su entierro. Dos veces fue desenterrado su cadáver, y las dos apareció incorrupto. Al morir quedó su rostro hermoso y alegre, como si estuviera vivo. Junto a su sepulcro se obraron varios milagros. Por sus relevantes virtudes fue declarado venerable en 1768 por Clemente XIII y formalmente beatificado por Su Santidad Pío VI el 17 de mayo de 1787. Su cuerpo incorrupto se venera en el Templo de San Francisco, Puebla. Es tenido por patrono de todos los conductores de vehículos. No cabe duda que Querétaro progresó de una manera muy notable con el paso de las carretas por está y con la hechura del camino. Por este motivo se le agregó el mote de “Segundo conquistador de Querétaro”. Esperamos que no esté lejano el día en que la inmortal Roma inscriba en el catálogo de los santos al «fraile carretero», que trabajó como pocos en México, y dio pruebas de acrisoladas virtudes y lustre a la Orden de San Francisco de Asís.

Fuente: Fco GA.