El Código de Derecho Canónico que regula la vida de la Iglesia, recuerda a todos los fieles el deber de ayudarla en sus necesidades. «Los fieles tienen esta obligación, de modo que la Iglesia disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros. Tienen también el deber de promover la justicia social, así como, recordando el precepto del Señor, ayudar a los pobres con sus bienes propios» (cfr. can. 222 §§1-2).