CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA XXIV DOMINGO ORDINARIO, SANTA IGLESIA CATEDRAL.

Santa Iglesia Catedral, Ciudad Episcopal, Santiago de Querétaro, 16 de septiembre de 2018

 

El domingo 16 de septiembre de 2018, dentro de la festividad de la Virgen de los Dolores de Soriano, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, Presidio la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral. Concelebraron el Pbro.  Rafael Gavidia Arteaga, Pbro. José Luis López Gutiérrez, Pbro. Fco. F. Gavidia Arteaga y M.I. Sr. Cango. J. Guadalupe Martínez Osornio, Rector de la Catedral.

En su Homilía, Mons. Faustino Armendáriz, dijo:

“Muy queridos hermanos, el Evangelio de este domingo san Marcos plantea la pregunta a sus discípulos: ¿quién dice la gente que soy yo? Esa es la pregunta de Jesús, para la gente Jesús no es un personaje real, sino un muerto que ha vuelto a la vida, se trata de Juan Bautista, Elías, o de otro profeta. De estas opiniones, resulta interesante que el pueblo vea a Jesús en la línea de los antiguos profetas, el ejemplo de su vida lo ha mostrado como una persona muy comprometida, pero también muy crítica con la institución oficial, donde su lenguaje es claro y directo, además su lugar de actuación, no está limitado al estrecho espacio del culto, sino que Jesús sale, Jesús camina entre los pueblos y se encuentra con las realidades de ese momento, Jesús está cerca de la gente, Jesús realiza su tarea de salvación en la cercanía más que esperar a que vengan a Él, aunque muchos se acercaron a Él. Jesús da un paso adelante y quiere saber si sus discípulos comparten esta mentalidad o tienen una idea distinta, por eso les pregunta: “Y ustedes, ustedes que piensan de mí, ustedes ¿quién dicen que soy?” Pedro se limita diciendo “Tú eres el Mesías”. Sin duda con esto le podía haber dicho todo lo que era Jesús, el Salvador el Ungido, sin embargo, nos podemos preguntar ¿Qué significaba este título en el Antiguo Testamento? ahí se refiere al rey de Israel; un personaje que se consideraba elegido por Dios, adoptado él como hijo, pero normal y corriente y capaz de muchas situaciones. Pero la monarquía desapareció en el siglo VI a.C., y los grupos que esperaban la restauración de la dinastía de David fueron atribuyendo al mesías esperado cualidades cada vez más extraordinarias, más maravillosas. Por eso los Salmos de Salomón, que fueron oraciones fariseas compuestas en el siglo I a.C., y describen detenidamente el papel del Mesías: librará a Judá del yugo de los romanos, eliminará a los judíos corruptos que los apoyan, purificará Jerusalén de toda práctica idolátrica, gobernará con justicia y rectitud y su dominio se extenderá incluso a todas las naciones, es un rey ideal. Y por eso el autor del Salmo 17 termina diciendo: «Felices los que nazcan en aquellos días». El Mesías era realmente un liberador, el Mesías podía sacar de la esclavitud., por eso cuando alguien promete mucho y hace poco, le dicen que sus promesas tienen un tinte mesiánico, en Jesús lo que dice, se cumple y lo que se dice de él, también se cumple. Ahora Jesús el mesías, está dentro de un grupo y si imaginamos al grupo de Jesús que vive de lo que la gente le da, que peregrina de un sitio para a otro, sin un lugar donde reclinar la cabeza y en un continuo conflicto con las autoridades religiosas y civiles, decir que Jesús es el mesías, implica tener deseos de triunfalismo, donde siempre hay vencedores y vencidos., pero esta no es la propuesta del Evangelio.

Por eso podemos ver en este Evangelio lo que Jesús piensa de sí mismo, en contra de lo que cabría esperar, Jesús prohíbe terminantemente decir eso a nadie. Y en vez de referirse a sí mismo con el título de Mesías usa uno distinto: “Hijo del Hombre”, que parece inspirado en Ezequiel y en Daniel lo importante no es el origen del título, sino cómo lo interpreta Jesús: el destino del Hijo del Hombre es padecer mucho, ser rechazado por las autoridades políticas, religiosas e intelectuales, sufrir la muerte y resucitar, eso es lo que piensa Jesús de sí mismo y a quienes se puedan auto proclamar mesías hoy, eso no les gusta, el sufrimiento. En una concepción popular del Mesías, como la que podían tener Pedro y los otros, esto es inaudito, los discípulos pensaban otra cosa y la gente también, nunca pensaron en el camino de la Cruz, es decir del amor que se dona es lo que muestra quien el realmente la persona de Jesús. Después de presentar el camino de la pasión Jesús termina hablando de resurrección, pero Pedro se queda en el sufrimiento, se lleva a Jesús aparte y lo increpa, lo increpa diciéndole que no haga eso, incluso le aconseja que haga otra cosa. Creo que en esa tentación también podemos caer nosotros, acomodar nuestra fe y nuestra religión a nuestros intereses, en detalles como la formación pre-Sacramental, cuanta gente señala en las Parroquias que eso no es necesario, que eso es demasiado exigente, no podemos decirle a Dios lo que tiene que hacer y acomodamos lo que dice el evangelio a nuestros intereses, incluso a nuestras decisiones y lo acomodamos tanto, que a veces simplemente lo ignoramos, Pedro trato de disuadir a Jesús y la respuesta de Jesús fue: «¡Retírate, aléjate de mí Satanás! ¡Piensas al modo humano, no según Dios!» La mención de Satanás recuerda lo ocurrido después del bautismo, cuando Satanás somete a Jesús a las tentaciones. El puesto del demonio lo ocupa ahora Pedro, el discípulo que más quiere a Jesús, el que más confía en él, el más entusiasmado con su persona y su mensaje, Jesús, que no ha visto un peligro en las tentaciones de Satanás, si ve aquí un grave peligro para él por eso, su reacción no es serena, sino podemos decir airada, Jesús decide retirar al demonio de su grupo en ese momento en Pedro.”

“La enseñanza de esta narración dominical y de esta buena noticia del Evangelio: “El que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvara” este es el pensamiento de Jesús es la teología de la Cruz, el verdadero triunfo en la vida solo se consigue viviendo en el amor puro, en el amor que se dona, cuando uno desgasta su vida por lo que se ama y por quienes ama, es cuando la vida se llena de contenido, Jesús portaba la Cruz por alguien que valía la pena, Jesús moría por alguien que amaba y ese alguien somos tu y yo, somos nosotros, Jesús nos ha salvado.”

Concluyó diciendo a todos los fieles: “Queridos hermanos proclamemos nuestra fe en Jesús, compartamos esta fe en nuestra comunidad, manifestemos nuestro amor en Dios en obras. En este domingo y en oración permanente, pidamos la ayuda, la intercesión de la Virgen María nos conduzca como Jesús quiere que nos conduzcamos, que así sea.”

Al término de la Celebración, Mons. Faustino impartió la bendición a todos los fieles reunidos en esta Santa Eucaristía.