Santa Iglesia Catedral, Ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., 30 de agosto de 2018.
En la Santa Iglesia Catedral, ubicada en la Ciudad Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 30 de agosto de 2018, en el marco Año Nacional de la Juventud, se llevó a cabo la Solemne Celebración Eucarística, en la cual se llevó a cabo la Ordenación Diaconal de los Seminaristas Víctor Efraín Urbina Bárcenas y Miguel Antonio Casas Aguilar, presidió la Santa Misa, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, concelebraron el Pbro. Mons. José Martín Lara Becerril, Vicario General de la Diócesis de Querétaro, Pbro. Alejandro Gutiérrez Buenrostro, Rector del Seminario Conciliar, los Padres Formadores que acompañan a los seminaristas en su proceso de formación como futuros Sacerdotes, un numeroso grupo del Presbiterio diocesano. Participaron de esta celebración los jóvenes seminaristas del Seminario Mayor, Seminario Menor y del Curso Introductorio, así como miembros de la Vida Consagrada, los Papás de los nuevos Diáconos, familiares y amigos.
El rito de la Ordenación Diaconal tuvo lugar después del Evangelio y se dividió en tres partes: los ritos preparatorios, el rito central de la ordenación y los ritos explicativos.
El rito preparatorio comprende la presentación del candidato, la homilía del Obispo y las promesas del candidato de ejercitar el ministerio según la intención de Cristo y de la Iglesia y bajo la guía pastoral del Obispo. El rito central comprendió las Letanías de los Santos, la imposición de las manos por parte del Obispo y la oración de ordenación, que confiere al elegido el don del Espíritu Santo para el ministerio diaconal. Los ritos explicativos consisteron en la vestición de la estola diaconal y de la dalmática, la entrega del libro de los Evangelios y en el abrazo de la paz.
En su homilía Mons. Faustino expresó: “Queridos jóvenes ordenandos, este es el misterio que hoy la Iglesia les quiere confiar. Abrácenlo con amor, custódienlo con celo y pónganlo en práctica con generosidad. La formación inicial que han recibido es la base que les ha de sostener, sin embargo no descuiden la formación permanente que de ahora en adelante cada uno de ustedes ha de tutelar. Al ser ordenados quedan incardinados a esta Diócesis de Querétaro que los acoge y los recibe con gran esperanza. Siéntanse parte de ella y correspóndanle con amor puesto que ha hecho tantísimo por ustedes.
La familia natural que los vio crecer y que los presenta hoy a la Iglesia, nunca puede dejar de estar presente en la vida de ustedes. Por eso los pido que con prudencia y siempre con los pies bien puestos en la tierra, la tengan como un baluarte en sus vidas. Sea en los momentos de alegría como en los momentos de prueba. Ella será sin duda puerto seguro”.
Les compartimos el texto de la homilía completa:
Muy estimados sacerdotes, queridos ordenandos, estimados miembros de la vida consagrada, queridos amigos y familiares, hermanos y hermanas todos en el Señor:
Con gran gozo celebramos esta mañana la Santa Misa en la que movidos por el Espíritu queremos invocar sobre estos dos jóvenes Víctor Efraín y Miguel Antonio, la misericordia de Dios, de tal manera que tras recibir la imposición de las manos del Obispo y dicha la oración consecratoria, queden incorporados al sacramento del Orden y puedan así, ejercer el diaconado, como colaboradores del Orden sacerdotal y en bien del pueblo cristiano. Conviene, pues, considerar que grado de ministerio reciben.
Los diácono reciben el don del Espíritu Santo para que ejerzan el ministerio fielmente, por eso se ruega que sean fortalecidos con los siete dones del Espíritu, con su gracia septifome, con los dones mesiánicos de Isaías (cf. Is 11, 1.2). La gracia septifome es pedida, pues, para imitar a Cristo en su servicio de amor, en su solicitud generosa para con los que padecen cualquier clase de marginación o exclusión. Los diáconos aseguran la permanencia de la diaconía en la historia, animando a la Iglesia de Dios al servicio de los humanos y de sus sociedades. El diaconado es la expresión sacramental de la diaconía de la Iglesia en el mundo, animándola para que sea pobre y servidora, para que se tome en serio el evangelio recibido. El don de imitar a Cristo configura la existencia y misión de los diáconos en el seno de la Iglesia local y en el mudo. La representación sacramental de Cristo Siervo define, pues, a los diáconos en el plano de su existencia; la animación del servicio, uniendo liturgia con vida y acción pastoral, define a los diáconos en el plano de su misión en la Iglesia y en el mundo.
La actual plegaria de ordenación para los diáconos “no” da pie a considerar a los diáconos como Cuasipresbíteros, ni tampoco como unos auxiliares de los presbíteros, sino más bien como los auxiliares del obispo diocesano. A partir de lo que la Iglesia confiesa en la liturgia que estamos por celebrar, aparecerán tres rasgos específicos que quiero previamente señalar:
- Primer rasgo: El servicioasume una parte de la responsabilidad que tiene el obispo diocesano de hacer presente, en el seno de la Iglesia local, la atención del Señor a todos los suyos sobre todo los pobres y pequeños. El servicio de la caridad da el tono al servicio de la Palabra y al servicio de la liturgia. Es por eso que los signos explicativos que se les van a entregar son el libro de los santos evangelios y la dalmática. El libros de los evangelios que contienen los dichos y hechos del Señor para que sean éstos su vida, su ejemplo y su gloria. La dalmática, confeccionada de tal forma que no les impida arrodillarse para ponerse al servicio de los demás. Anteriormente el diacono cuando la vestía decía: «Revestidme, Señor, con el ornamento de salvación y con el vestido de gozo; y cubridme siempre con la dalmática de la santidad». Velen por que la diaconía sea una realidad latente, viva, especialmente yendo a los más pobres. Y lo digo no como una cuestión retórica, se los digo de manera indicativa, de tal forma que su diaconado tenga sentido.
Jóvenes ordenandos, cuiden que estos dos signos que hoy la Iglesia les confía, nunca pierdan su sentido. Por el contrario, hagan de ellos instrumentos que les ayuden a ser “infatigables en el don de sí mismos”.
- Segundo rasgo: Los diáconos hacen suya la voz de los fieles para presentarla al Obispo diocesano y, en la liturgia, a Dios mismos, proponen las intenciones de la oración de los fieles. Como colectivo (Ordo) en torno al Obispo diocesano, los diáconos lo ayudan a hacer realidad la reunión eucarística que está a punto de realizarse desde el umbral. El servicio de los diáconos podría ser definido como trasversal: no reúnen a un segmento de población en un mismo ligar, lo llevan al umbral del altar y del altar al umbral. En este sentido es muy significativo el cuarto compromiso que asumirán antes de ser ordenados, de conservar y acrecentar el espíritu de oración, especialmente mediante la Liturgia de las Horas. Les animo para que se apasionen por hacer de la Liturgia de las Horas el mejor instrumento para hablar con Dios y hablarle a Dios.
- Tercer rasgo: los diáconos testimonian la autenticidad de la Eucaristía que la Iglesia local celebra: la solidaridad con los pobres (2 Co8, 8-9; Mt 25, 35-40). El sacramento el altar es inseparable del sacramento del hermano, del servicio del hermano. En otras palabras, el servicio de los diáconos consiste en manifestar el vínculo del misterio de Cristo en la Eucaristía con el misterio de Cristo en los pobres. Cuiden que la celebración de culto cristiano sea siempre una celebración con unción, de tal manera que los fieles cristianos, se encuentren con el misterio divino y no con ustedes mismos.
- El diaconado tiene un papel allí donde se anuda la acción litúrgica y la acción evangelizadora con la acción solidaria. Y como ordono colegial, los diáconos recuerdan a la Iglesia que son inseparables los servicios evangelizadores y litúrgicos de los servicios solidarios. He ahí que el servicio solidario específica y estructura el ejercicio del servicio de la palabra y el servicio litúrgico. Dicho de otra manera, la especificidad del diaconado radica en hacer presente y vivo el servicio de amor de Cristo a la humanidad, que es el mismo Evangelio, dirigido preferentemente a los pobres. Esta es una de las razones por las cuales de ahora en adelante abrazarán el celibato, de tal forma que “alegres y bondadosos en el ejercicio del ministerio”, sean un don para los demás. “No podemos olvidar —como señala el Directorio para la vida y el ministerio de los presbíteros — que el celibato se vivifica con la práctica de la virtud de la castidad que sólo se pude vivir cualitativamente cultivando la pureza con madurez sobrenatural y humana, en cuanto esencial a fin de desarrollar el talento de la vocación. No es posible amar a Cristo y los demás con un corazón impuro” (DGVMP, n. 82). Les animo para que no descuiden las normas y costumbres que la ascética cristiana nos recomienda y que han sido garantizadas por la experiencia de la Iglesia y que son ahora más necesarias por las circunstancias actuales. Al hacer uso de los medios de comunicación social, como agentes o como usuarios, observen la necesaria discreción y eviten todo lo que pueda dañar su vocación.
- Queridos jóvenes ordenandos, este es el misterio que hoy la Iglesia les quiere confiar. Abrácenlo con amor, custódienlo con celo y pónganlo en práctica con generosidad. La formación inicial que han recibido es la base que les ha de sostener, sin embargo no descuiden la formación permanente que de ahora en adelante cada uno de ustedes ha de tutelar. Al ser ordenados quedan incardinados a esta Diócesis de Querétaro que los acoge y los recibe con gran esperanza. Siéntanse parte de ella y correspóndanle con amor puesto que ha hecho tantísimo por ustedes.}La familia natural que los vio crecer y que los presenta hoy a la Iglesia, nunca puede dejar de estar presente en la vida de ustedes. Por eso los pido que con prudencia y siempre con los pies bien puestos en la tierra, la tengan como un baluarte en sus vidas. Sea en los momentos de alegría como en los momentos de prueba. Ella será sin duda puerto seguro.
- Pidámosle a Nuestra Madre Santísima de los Dolores de Soriano que, interceda por cada uno de ustedes para que su ejemplo de mujer al servicio del Reino, sea siempre para ustedes el impulso que les lleve a ser “sal de la tierra y luz del mundo”. Amén.
Al término de la celebración el Pastor Diocesano, felicitó a los nuevos Diáconos, a sus padres, familiares y amigos, así como a los Padres Formadores de estos Jóvenes; después de la bendición, los Diáconos, se tomaron la foto del recuerdo con el Señor Obispo, con sus Papás y los Padres Formadores.