Domingo 2 de Julio de 2017
Queridos amigos y lectores:
Deseo que la paz de Cristo esté en el corazón de todos ustedes en este domingo XIII del Tiempo Ordinario. Hoy Jesús defiende con firmeza la institución familiar y la estabilidad del matrimonio. La familia no es para Jesús algo absoluto e intocable. No es un ídolo. Hay algo que está por encima y es anterior: el Reino de Dios y su justicia. Lo decisivo no es la familia de carne, sino esa gran familia que hemos de construir entre todos sus hijos e hijas colaborando con Jesús en abrir caminos al Reino del Padre. Los invito para sentirnos parte de esa gran familia que trabaje por la solidaridad y fraternidad, comprometámonos con la justicia querida por Dios entre los hombres, que él nos ayude a enfrentar con una libertad crítica los conflictos y tensiones familiares para dejar ver su Reino de justicia y paz.
Palio Arzobispal, yugo suave de Cristo
Queridos hermanos, les saludo desde la ciudad de Roma, en donde en la solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, he recibido con gran gozo, de manos del Papa Francisco, el Palio Arzobispal por la Arquidiócesis de Morelia. El Palio ha significado para mí un suave yugo de Cristo que me recuerda la misión encomendada (cf. Mt 11,29s). El yugo de Cristo es idéntico a su amistad. Es un yugo de amistad y, por tanto, un «yugo suave», pero precisamente por eso es también un yugo que exige y compromete. Es el yugo de su voluntad, que es una voluntad de verdad y amor. Así, es también para mí el yugo de introducir a otros en la amistad con Cristo y de estar a disposición de los demás, de cuidar de ellos como Pastor. Me recuerda al Pastor que se ha convertido Él mismo en cordero por amor nuestro. Me recuerda a Cristo que se ha encaminado por las montañas y los desiertos en los que su cordero, la humanidad, se había extraviado. Me recuerda a Él, que ha tomado el cordero, la humanidad –a mí– sobre sus hombros, para llevarme de nuevo a casa. De este modo, me recuerda que, como Pastor a su servicio, también he de llevar a los otros, cargándolos, por así decir, sobre mis hombros y llevarlos a Cristo. El Palio significa muy concretamente también la comunión de los Pastores de la Iglesia con Pedro y con sus sucesores; significa que tenemos que ser Pastores para la unidad y en la unidad, y que sólo en la unidad de la cual Pedro es símbolo, guiamos realmente hacia Cristo. Asumo nuevamente el compromiso de construir la unidad y la Paz. Agradezco a Dios este regalo, que al mismo tiempo me compromete a seguir en el servicio del Evangelio en la Provincia Eclesiástica de Morelia. Sigan orando por mí, yo lo he hecho por todos ustedes, he puesto en la tumba de Pedro y de San Juan Pablo II nuestro Proceso Diocesano de Renovación y Revitalización Pastoral, para que con animo alegre, valiente y comprometido se realice y de fruto. Quiero compartir esta gracia del Palio con todos ustedes, y al mismo tiempo los invito a acompañarme para la ceremonia de imposición en la misma Diócesis el próximo 24 de julio en la Catedral a las 12:00 m.d., de manos del Nuncio Apostólico Mons. Franco Coppola.
Con mi oración, cariño y bendición.
En Cristo, nuestra Paz
† Carlos Garfias Merlos,
Arzobispo de Morelia.