DESDE LA CEM: Comunicado Fallecimiento Mons. Alfonso Hinojosa Berrones.

Ciudad de México, 23 Febrero de 2017

COMUNICADO

 

«Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. » (1Tes 4,14).

 La Conferencia del Episcopado Mexicano se une en oración y solidaridad con Mons. Rogelio Cabrera López, el clero y la comunidad eclesial de Monterrey por el fallecimiento de Mons. Alfonso Hinojosa Berrones Obispo Auxiliar Emérito de la misma Arquidiócesis.

Es amplio el caminar de este hombre de Dios, y mayor aún el servicio ofrecido en sus largos años de ministerio, dejando a los que tuvimos la fortuna de conocerlo un ejemplo preclaro de virtudes.

Con esperanza y fe en Cristo resucitado, estamos ciertos que la muerte no es el final sino, el comienzo de la vida eterna, pedimos a Dios por su eterno descanso y el premio de los justos para quien trabajo con humildad y desvelo por su Iglesia.

 

 

RESEÑA

MONS ALFONSO BERRONES

Hoy a la edad de 92 años fue llamado a la casa del Padre Mons. Alfonso de Jesús Hinojosa Berrones.

Nació el 7 de octubre de 1924 en Monterrey N. L. Siendo sus padres el Lic. Don Emilio Hinojosa Cantú y doña María Guadalupe Berrones Cervantes, quienes formaron una familia de once hijos, siendo Alfonso de Jesús el noveno de ellos. Su tío fue el muy querido sacerdote, y hoy Siervo de Dios,  Juan José Hinojosa Cantú.

Entró al Seminario de Monterrey en el año de 1938, donde cursó sus primeros estudios recibiendo sus primeras ordenes menores. Diez años después, el 9 de septiembre de 1948, sería enviado a Roma para que prosiguiera sus estudios eclesiásticos en la Pontificia Universidad Gregoriana, junto a un grupo de seminaristas de diversas diócesis de México, entre los que destaca el seminarista Adolfo Antonio Suárez Rivera, quien posteriormente llegaría a ser el X Arzobispo de Monterrey. Ahí, obtuvo Doctorado en Teología.

El 9 de octubre de 1949, fue ordenado presbítero junto con otro diocesano de Monterrey, Roberto Infante Castañeda, en la Ciudad de Roma, de manos de Mons. Luigi Traglia.

El año de 1951 regresó de Roma y recibió el nombramiento de Capellán del Hospital San Vicente. Fue además profesor y Padre Espiritual del Seminario de Monterrey, al que siempre ha tenido un cariño muy especial, localizado en ese entonces en el Templo de San Luis Gonzaga. Durante este periodo apoyó a muchas comunidades, entre ellas a San Ignacio de Loyola, donde se le recuerda con mucho cariño y respeto como “Padre Ponchito”, siendo un pastor sencillo y humilde.

Posteriormente, el 12 de febrero de 1974, después de dejar el seminario, donde estuvo por más de 22 años, fue firmado el documento pontificio de su designación como Obispo de Ciudad Victoria, Tamps. Su ordenación episcopal tuvo lugar el 5 de abril de ese mismo año.

El 31 de mayo de 1985, después de ejercer su ministerio episcopal por once años en Ciudad Victoria, firmó su profesión de Fe y aceptación de su nuevo nombramiento como Obispo Auxiliar de Monterrey.

Desde entonces, vivió en la Casa Sacerdotal, donde con gran alegría vivía el Santo sacrificio del altar, el cual reconocía como fuente y culmen de su ministerio.