1. Reflexión Inicial
Un joven sin entusiasmo es como un viejo sin experiencia. Así reza un dicho conocido por todos nosotros. El joven es el futuro de la Iglesia, de la sociedad, de la familia, en nadie más que en el joven están puestas todas las esperanzas del mundo moderno. Los mismos partidos políticos los ven con interés por todo lo que pueden hacer, y lo cierto es que hoy por hoy, son los que están asumiendo el mando de la vida cotidiana. Pero tampoco desconocemos que existe un gran peligro para los jóvenes, pueden perderse fácilmente en este mundo. De hecho, parece que el mundo se vuelve en su contra, parece que todo su camino es cuesta arriba, se enfrentan a un mundo cada vez más agresivo y donde el suicidio se ha vuelto un escape. “Muero antes de ser dolorosamente adulto”, escribía un artista llamado Kurt Cobain y que ¡se le ha dado una especie de culto por su valentía de matarse!. Este ejemplo nos da una idea de cómo algo no está bien, pero si lo hace un artista, tiene la etiqueta de héroe, de ahí entonces la importancia que nosotros como jóvenes reflexionemos en los ejemplos bíblicos donde se nos confían tareas importantes. Veamos algunos ejemplos:
- Dios llama a David, UN JOVEN para ser rey de su pueblo Israel.
- Dios llama al profeta Jeremías y él le dice ¡MIRA QUE SOY UN MUCHACHO! A lo cual responde Dios que Él estará siempre presente.
- Dios llama a la Virgen María que era UNA JOVENCITA DE APENAS 15 AÑOS a la tarea más grande encomendada a alguien, ¡ser la MADRE DEL SALVADOR!
- Jesús llama al apóstol Juan, apenas UN ADOLESCENTE y es el discípulo amado, es el único que está en la crucifixión, es el único que no mataron y muere anciano.
- San Pablo le dice al Obispo Timoteo que nadie le desprecie por ser joven, pero que sea ejemplo para los demás.
2. Texto Bíblico
David es uno de los héroes más estimados de la Biblia. Su nombre significa el “amado”. De pastor paso al servicio del rey Saúl, a quien sucedió como segundo Rey de Israel (1000-961 a.C.).
Desde joven, David confió en Dios y se enfrentó valientemente a los Filisteos. Cuando Saúl murió, unificó doce tribus y estableció el reino en la ciudad neutral de Jerusalén, convirtiéndola en capital y nuevo centro religioso de Israel. Por eso se conoce a Jerusalén como la Ciudad de David.
David fue un gran guerrero, un rey inteligente con corazón de poeta. Escribió algunos salmos para alabar a Dios, pero pecó gravemente. Se fijó en Betsabé, una mujer casada, lo que generó una cadena de violencia y traición que afectó a toda su familia. Sin embargo, como David amaba apasionadamente a Dios, supo pedir perdón. 2Sm 2,3-7
David recibió grandes promesas de Dios, sobre todo en sus descendientes. Es el origen genealógico de Jesús y figura suya, porque siempre buscó agradar a Dios. Cuando Israel fue destruido, el pueblo conservó esperanza de que vendría un Mesías descendiente de David, para guiarlos de nuevo por el camino de Dios. Esta esperanza del Mesías davídico se realiza en Jesús.
3. Mensaje de Juan Pablo II
La verdadera Juventud. “Si sabéis mirar el mundo con los ojos nuevos que os da la fe, entonces sabréis salir a su encuentro con las manos tendidas en un gesto de amor. Sabréis descubrir en él, en medio de tanta miseria y tanta injusticia, presencias insospechadas de bondad, fascinadoras perspectivas de belleza, motivos fundados de esperanza en un mañana mejor. Si dejáis que la Palabra de Dios entre en vuestro corazón y lo renueve comprenderéis que no es necesario rechazar todo lo que los adultos, y en particular vuestros padres, os han transmitido. Sólo hay que discernir con sabiduría cada cosa, para descartar lo que es caduco y conservar lo que es válido y duradero. Más aún, descubriréis cuánta gratitud debéis a los que os han precedido, porque también ellos han esperado, luchado, sufrido. Y todo esto lo han hecho por vosotros.
Ésta es, en efecto, la verdad: las jóvenes generaciones de ayer, las de sus padres y vuestros abuelos, afrontaron fatigas, dolores, renuncias por vosotros, con la esperanza de que se os ahorrasen las pruebas que se abatieron sobre ellos. Quizá no han conseguido transmitirnos la mejor parte de sí. Pero, si abrís los ojos, descubriréis el amor que ha inspirado sus intentos y podréis reconocer en el pasado una fuerza más que un peso: una propuesta y una posibilidad más que un condicionamiento”.
4. Preguntas a reflexionar:
- ¿Qué espera pues Cristo de ti?
- ¿Cómo ser fiel a la Palabra de Dios?
- ¿Cuál es la tarea de los y las jóvenes en la Iglesia?
- ¿Cómo ser testigo de Cristo?