La Pradera, el Marqués, Qro. 01 de Mayo de 2016
El día 30 de abril Mons. Martín Lara Becerril vicario general de nuestra Diócesis, visitó el fraccionamiento la pradera, perteneciente a la parroquaia de Santa Teresita del niño Jesús, donde presidió la sagrada Eucaristía y recibieron el sacramento de la Confirmación, un grupo de 49 niños y un joven que, preparados con la catequesis correspondiente estaban dispuestos a recibir el segundo de los sacramentos.
El Pbro. Francisco Hernández Ramírez, párroco de esta comunidad, presentó al grupo de confirmandos, y dando testimonio de que habían madurado en su fe, solicitó al vicario general la imposición de las manos y la unción con el santo crisma, y recibir así la fuerza del Espíritu Santo.
En la homilía, momento en el cual se explica la palabra de Dios, Mons. Martín resaltó la importancia de recibir el sacramento de la confirmación; pues es verdaderamente motivo de fiesta el saberse partícipes de la Gracia.
«Es necesario alegrarse y celebrar con fiesta, porque este grupo de niños y este joven recibirán al Espíritu Santo. Pero, ¿cómo darse cuenta de que la tercera persona de la Santísima Trinidad, estará en ustedes? Cuatro cosas:
- Primero, hace dos mil años cuando los apóstoles estaban reunidos orando, Cristo envío al Espíritu Santo. De la misma manera hoy nosotros estamos reunidos en oración manifestando la comunión íntima con Dios; estando entonces dispuestos para recibirlo, como aquel día los apóstoles.
- Segundo, el Espíritu Santo desciende cuando el Sacerdote impone la manos sobre el confirmando. Este signo lo haré sobre ustedes, y de esta manera vendrá y confirmará su fe.
- Tercero, serán ustedes ungidos con el santo Crisma, y este momento es crucial para que, consagrados perciban el olor de Dios, el olor de la Santidad.
- Cuarto, se pondrá en su frente la señal de la Cruz de Cristo; de esta manera Dios los reconocerá como parte de su pueblo y participes de la herencia de la Salvación».
El vicario general invitó a los asistentes, sobre todo a los papás y padrinos, a estar atentos a cada uno de los momentos del rito de confirmación, y a mostrar un especial agradecimiento a Dios, porque al volver a su casa llevarían consigo a un niño consagrado.