Queridos Sacerdotes, religiosos (as) y fieles laicos:
La vida de cada persona, con toda su integridad y dignidad, está en el corazón del ser y de la misión de la Iglesia, ya que hemos sido creados por el amor de Dios: «antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses, te tenía consagrado» (Jr 1, 5), y hemos sido redimidos por la sangre de Aquel que es, «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6).
La auténtica justicia pasa por la custodia del niño que va a nacer y el apoyo integral a la mujer para que pueda superar las dificultades y dar a luz a su hijo.
A quienes formamos el pueblo de la vida y para la vida nos urge la misión de iluminar las conciencias con la verdad, en todo su esplendor.
Nos unimos al compromiso de los Obispos Mexicanos reunidos esta semana en la XCIX Asamblea Plenaria de promover la vida la vida, cada uno en la medida de sus posibilidades, para evitar la extensión en nuestra sociedad de la cultura de la muerte y de leyes antivida.
La Dimensión Diocesana por la Vida exhorta a los fieles laicos a tomar iniciativas en difundir la oración de los Obispos Mexicanos en sus parroquias.
Dios siga bendiciendo a nuestros Obispos en su compromiso por el pueblo de Dios.