Saludo
Con gran gozo y esperanza, propio de este tiempo de adviento, le saludo Sr. Obispo D. Mario de Gasperín, a mis hermanos sacerdotes, particularmente del decanato de Santa Rosa, al P. Gregorio y al P. Ricardo, a mi familia y a todas las familias del Secretariado Diocesano de Pastoral Familiar y de los Laicos que me acompañan, a mis amigos de las diferentes parroquias de la diócesis, a todos los fieles de esta Parroquia de El Señor de la Piedad.
Conciente de esta encomienda confiada por nuestro Sr. Obispo, agradezco a nuestro buen Padre Dios todas sus bendiciones, y me pongo en sus manos con docilidad: “Habla Señor que tu siervo escucha”. Tengo presente lo que significa ser párroco: procuraré que la Palabra de Dios se anuncie con integridad a todos los fieles de esta parroquia; cuidaré por tanto de que todos los fieles laicos sean adoctrinados en las verdades de la fe, sobre todo mediante la homilía…y la formación catequética; fomentaré las iniciativas con las que se promueve el Espíritu evangélico, también por lo que se refiere a la justicia social; procuraré de manera particular también la formación católica de lo niños y jóvenes, y esforzarme con todos los medios posibles con la colaboración de los fieles laicos, para que el Mensaje Evangélico llegue igualmente a quienes hayan dejado de practicar o no profesen la verdadera fe”.
Plan Diocesano de Pastoral Familiar
Queremos atender la realidad concreta de nuestra comunidad parroquial, a la luz del Evangelio y del Plan Diocesano de Pastoral y que sean el fundamento de nuestros proyectos pastorales parroquiales, promoviendo y realizando las tareas fundamentales: atentos a la escucha de la Palabra de Dios, celebrando nuestra fe y viviendo la caridad. Particularmente promoveremos la espiritualidad de comunión, sobre todo en el decanato, con una perspectiva de familia, concretamente impulsando la pastoral familiar, como prioridad diocesana.
Nuestro proceso diocesano de pastoral es muy rico, por eso no dejaremos de promover y luchar por lograr que nuestra parroquia sea “centro de comunión y escuela de santidad”, donde se anuncie continuamente el kerigma, se promueva la pastoral bíblica, la pastoral social y en este año se viva la liturgia.
Necesitamos fortalecer el consejo de pastoral parroquial, dando continuidad a los proyectos pastorales que han ido impulsando cada uno de los párrocos que con gran celo apostólico y amor por el pueblo de Dios han estado en esta parroquia.
Atención a los más necesitados
Ruego a Dios, me ayude a hacerme todo para todos a ejemplo de Cristo nuestro Buen Pastor, que no vino a ser servido sino a servir y a entregar la vida por sus ovejas, particularmente con los hermanos más pobres y los que sufren.
Queridos niños, quiero estar cerca de ustedes, particularmente en la enseñanza del catecismo, en donde tendrán la oportunidad de encontrarse con Jesús, conocerlo y hacerse sus amigos. Junto con sus papás queremos transmitirles la fe.
Queridos jóvenes, necesitamos de su fuerza, su inteligencia, tenacidad, entusiasmo y fe. Se lo difícil que es hoy día voltear a mirar a Jesús a los ojos, hay muchas cosas que nos distraen y nos confunden, llevándolos a alejarse de su fe, de su parroquia, de Jesucristo. Quiero invitarlos a que se acerque a su parroquia, quiero dialogar con ustedes y compartir la alegría de ser cristianos.
Queridas familias, ustedes son la célula vital de la sociedad, comunidad formadora de personas, santuario de la vida, primera escuela de humanidad, primer seminario. Quiero invitarlas a fortalecer su vida familiar y conyugal, particularmente en la celebración de la Eucaristía, sobre todo en la misa de los domingos, así como en la celebración de los sacramentos del bautismo, la confirmación, la primera comunión y en la reconciliación. Quiero acompañarles en las diversas celebraciones de la vida cotidiana, en sus tristezas y alegrías.
Queridos hermanos que sufren por diversas circunstancias: divorcio, separaciones, migración, violencia, pobreza, hambre, injusticias, desigualdades, enfermedad, alcoholismo, drogadicción; que sufren al tener familiares con otras capacidades, que sufren por tener parientes en la cárcel; viudas, huérfanos; que la parroquia sea un lugar en donde encuentren el consuelo y experimenten el amor y la misericordia de Nuestro Señor de la Piedad, y sobre todo la solidaridad, en donde todos podamos cultivar el amor y la caridad, sobre todo con los más necesitados, compartiendo lo somos, sabemos y tenemos.
Todos y juntos
Esta gran misión de la Iglesia, ciertamente es tarea no sólo del párroco y su vicario, es tarea de todos. Por eso, necesitamos cultivar una espiritualidad de comunión, para que todos seamos uno. El papel de los laicos es fundamental cada uno según su carisma, particularmente de los movimientos laicales y las diversas organizaciones, de los grupos apostólicos y parroquiales. Por eso, hago un llamado a que todos y juntos, trabajemos por anunciar el Reino de Dios y construir una comunidad en donde se anuncia la verdad, se promueva la vida, se aspire a la santidad confiando en la gracia de Dios, se viva la justicia, el amor y la paz.
Todos y juntos tenemos la gran responsabilidad de construir esta comunidad parroquial.
En manos de María
Pongo en manos de la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y de Nuestra Señora de Guadalupe, mi ministerio sacerdotal y a esta comunidad parroquial que se me ha confiado. Que el Señor de la Piedad, con su misericordia y amor mueva nuestros corazones para ser sus auténticos discípulos y misioneros y poder estar siempre dispuestos ha hacer su voluntad y decir con confianza: “Habla Señor que tu siervo escucha”.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega Párroco de El Señor de la Piedad