Existen muchas formas mediante las que Dios nos habla. Sin embargo, hay un momento privilegiado donde el Señor se comunica con nosotros y es durante la Santa Misa.
En la Celebración Eucarística, Dios nos interpela por medio de su Palabra. Las diversas lecturas, durante la liturgia, nos muestran el plan de salvación de Dios. La escucha atenta de las mismas nos dispone a percibir la voz del Señor para nuestras vidas. La respuesta en la fe de los fieles a la Palabra de Dios manifiesta el carácter dialógico de la Misa.
El Señor nos interpela también por medio de sus ministros, los sacerdotes. Durante la homilía, el Maestro sigue hablando y enseñando personalmente. La actualización del mensaje de la Sagrada Escritura se convierte en la voz viva de Jesús que nos inspira para poder afrontar los problemas que se nos presentan en la vida cotidiana.
La música sacra y litúrgica es otro canal por el cual Dios se comunica con nosotros. La armonía, las letras y la belleza artística de los mismos son vías por las cuales podemos percibir el mensaje que Dios quiere transmitirnos. Participar con el canto durante la Sagrada Liturgia nos ayuda a expresar nuestra alabanza y agradecimiento al Creador que se ha dignado entrar en diálogo con nosotros. Por ello san Agustín expresaba “el que canta, ora dos veces”.
La decoración de la iglesia, las flores, las pinturas, los espacios, los colores litúrgicos, son también formas en las que el Señor se comunica con nosotros. Estos elementos ayudan a entrar en una atmósfera propicia para disponer a las almas a atender a la Palabra del Señor.
Existe finalmente otro medio de comunicación que, aunque sea muy eficaz en el ámbito humano, seguramente no utilizará Dios para hablarnos en la Misa: el teléfono celular. Por ello, es importante el mantener estos dispositivos apagados durante las celebraciones. Esto fomenta una escucha activa; evita las distracciones personales y de otros miembros, incluido el sacerdote; favorece también el respeto al templo, como lugar sagrado.
Dios tiene sus medios y canales para hablar eficazmente a sus hijos durante la Santa Misa y entre ellos no está el teléfono celular. El crear conciencia entre todos sobre esto nos ayudará a escuchar mejor la voz del Señor que tanto necesitamos en nuestras vidas.
Pbro. Laureano López Saloma Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» del 5 de octubre de 2014