Seminario Menor Col. Hércules, Qro. 25 de mayo de 2019
El sábado 25 de mayo de 2019 se realizó la 7° convivencia Anual del grupo “Familias y amigos de sacerdotes y vida consagrada en oración” en el Seminario Menor ubicado en Av. Emeterio González # 81, Col. Hércules, Qro., este grupo se dedica a hacer y promover la oración en favor de las vocaciones y de los sacerdotes y religiosas de la vida consagrada, y lo promocionan en cada parrroquia dada la importancia de orar por nuestros sacerdotes, el Pbro. Jorge Ramírez Casa es su asesor espiritual, se contó con la participación del Pbro. Carlos Francisco Vera Soto, quien impartió el tema “Beata Conchita Cabrera de Armida y los sacerdotes”, también se contó con la participación de la religiosa Hna. María Guadalupe Guzmán, perteneciente a la congregación de Las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, que impartió el tema “El papel de la mujer ante la vida del sacerdote” cabe mencionar que se tuvo la reliquia de la Beata Concepción Cabrera de Armida y la celebración Eucarística fue presidia por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, quien en el momento de la Homilía les motivo diciendo:
«Muy queridos hermanos, nos reunimos hoy en esta Eucaristía del IV Encuentro de Vocaciones y Ministerios, los saludo y agradezco la tarea tan importante que ustedes realizan y que todos palpamos, sin duda Querétaro se ha caracterizado en nuestra Diócesis por ser la cantera de donde han surgido a través de la historia aquellos hombres llamados por Dios, para atender las necesidades pastorales y espirituales de nuestra Diócesis, sin embargo los desafíos que avizoramos, día con día no son menores, creemos que estamos en una coyuntura histórica, en la cual tenemos que intensificar esta tarea, por un lado el fortalecer la vocación de quienes han sido llamados y por el otro acompañar ese recorrido vacacional de quienes experimentan, como estos jóvenes que nos acompañan desde pequeños, ese llamado de Jesús a la consagración total de sus vidas.
Un acompañamiento y un seguimiento total, serio por eso agradezco de manera muy especial a quienes acompañan a los niños desde la comunidad parroquial, al grupo de los familiares y amigos de los sacerdotes, pero también a todos aquellos agentes que en las parroquias acompañan estas promociones de la vocaciones sacerdotales, aunados a todos aquellos que combinan la pastoral juvenil y la pastoral de adolescentes, donde podemos decir está la cantera de las vocaciones. Ahí están los llamados por Dios, y ahí están las niñas y ahí están los niños, ahí están los adolescentes tenemos y podemos decir, hermanos y hermanas, que incluso saliendo o no saliendo de nuestra parroquia por ellos, están, aunque lo ideal es salir, la combinación de nuestras actividades en la vida de nuestra parroquia es muy importante, pero hay que destacar la espiritualidad y la promoción pastoral, una espiritualidad que se fortalezca en la oración, una espiritualidad que es responsable de la vocación pastoral, que incida de manera intensa en la oración, porque la vocación la regala Dios.
Hoy en el evangelio escuchamos, <<Yo los he elegido y los he apartado del mundo>>, la elección es del Señor, la elección es de Dios, y creo que cada uno de los hermanos sacerdotes podemos dar testimonio con nuestra historia personal una elección que tenemos que alimentar y Dios pone en el sacerdote la gran responsabilidad de hacerlo, por eso comentaba al inicio que en esa etapa de la vida de familia hay una gran tarea, un gran reto, incluso aunado a la pastoral familiar, de tal Manera que las familias los mismos papás impulsen a los hijos a la vida sacerdotal y religiosa, los esfuerzos que hace la pastoral vocacional de convocar a los adolescentes, a los jóvenes a retiros eventualmente, la construcción de centro vocacional en nuestra Diócesis de Querétaro, creo que son auxilios importantes para seguir impulsando las vocaciones y esta pastoral de promoción vocacional, sin embargo la principal tarea de promoción creo yo, está en cada una de las parroquias”.
Al término de su homilía, Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, agradeció ampliamente, a los párrocos de la Diócesis, su gran esfuerzo por la promoción vocacional, así, como a la pastoral dedicada a esta tarea tan importante y necesaria para la Iglesia, y culminó diciéndoles, “recuerden que nuestro trabajo es hacer oración, pues las vacaciones las regala Dios”