73 ANIV. CORONACIÓN PONTIFICIA DE NUESTRA SEÑORA DEL PUEBLITO.

El Pueblito, Corregidora, Qro., 26 de octubre de 2019.

Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Administrador diocesano de Querétaro y Arzobispo electo de Durango, presidó la celebración Eucarística en el marco del 73 Aniversario de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora del Pueblito, en su  Santuario, ubicado en El Pueblito Corregidora, Qro., con celebraron esta Santa Misa los Padres Franciscanos encargados de la custodia y rectoria del mismo santuaria y de la venerable imagen de la virgen del Pueblito.

En el momento de la Homilia Mons. Fautino les compartió diciendo: “Muy estimados hermanos de la Orden de los Frailes Menores, Queridos miembros de las diferentes Corporaciones y Asociaciones de la Sma. Virgen del Pueblito, Hermanos y hermanas todos en el Señor:

Con mucha alegría y con mucha esperanza he deseado venir a este Santuario para celebrar esta Santa Misa, a los pies de Nuestra Señora del Pueblito, y así pedirle que, como buena Madre, su intercesión y su amparo sigan estando al alcance de cada uno de los moradores de esta noble ciudad. Lo hago en la víspera en la cual me preparo para dirigirme a la ciudad de Durango y así, dar inicio al ministerio episcopal en aquella Arquidiócesis. Sin duda que, a lo largo de estos más de ocho años de ministerio episcopal en esta Diócesis, la presencia de la Santísima Virgen María ha desempeñado un rol esencial y fundamental, en sus múltiples y variadas advocaciones.

 Como Obispo de esta Diócesis pude darme cuenta que la fe de los queretanos no sería lo mismo sin la presencia y figura de la Santísima Virgen María. Valoro y reconozco que el proceso evangelizador que ahora vivimos, en gran parte se debe a la presencia de la Santísima Virgen María. Si algo distingue a los fieles de esta diócesis es su amor y profunda devoción a la madre de Dios que se manifiesta en un mosaico de costumbres y tradiciones que nos permiten hacer brillar las virtudes que distinguen a la Señora del Cielo. Una de estas tradiciones es sin duda, la bella costumbre de colocar sobre las cienes de las imágenes una corona material, que en su gran mayoría se distinguen por ser verdaderas obras de arte, enriquecidas con una policromía de piedras presionas inigualables. Así lo contentamos por ejemplo en esta hermosa Imagen de Nuestra Señora del Pueblito, quien por autoridad y mandato del Papa Pio XII en el Breve Pontifico QUAE IN ORBE CATHOLICO SUNT MARIALIA SANCTUARIA, fue ceñida con aurea corona el 17 de octubre de 1946, con el firme propósito de confirmar la fe y el amor de un pueblo en esencia mariano.

 En este contexto quisiera que hoy recordásemos el significado y valor de este gesto eclesial tan significativo. Para ello, quiero recordar algunas partes de la bella oración que la liturgia nos sugiere al bendecir una corona:

 Dice la oración:

“Mira, Señor, benignamente a estos tus siervos que, al ceñir con una corona visible la imagen de la Madre de tu Hijo, reconocen en tu Hijo al Rey del universo e invocan como Reina a la Virgen María”.

El objetivo es claro reconocer en el Señor Jesús, al Rey de reyes y Señor de señores. De anda serviría ser devotos de la Santísima Virgen María, si nuestra vida y nuestra existencia no tiene por Señor al Hijo de sus entrañas.

Por otro lado, —como bien lo enseño Don Marciano Tinajero— «Al coronar a Nuestra Señora del Pueblito, nuestra devoción hacia Ella, habrá alcanzado su perfección desde el punto de vista público y social». Decimos “desde el punto de vista público y social” pues es claro que todos los homenajes que le tributamos y en particular su coronación, para que sean del todo agradables a Dios, y a su Santísima Madre, deben ser acompañados de todas las virtudes que privada y públicamente debemos practicar; de otra suerte, es decir, si nuestra vida no es virtuosa, la Santísima Virgen podría quejarse de nosotros, como Dios cuando dijo de Israel: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” ».

Y prosigue la oración:

“Haz que, siguiendo su ejemplo, te consagren su vida y, cumpliendo la ley del amor, se sirvan mutuamente con diligencia; que se nieguen a sí mismos y con entrega generosa ganen para ti a sus hermanos; que, buscado la humildad en la tierra, sean un día elevados a las alturas del cielo, donde tú mismo pones sobre la cabeza de tus fieles la corona de la vida”.

“Consagrar la vida”, “cumplir la ley del amor”, “servir mutuamente”, “negarse a sí mismos”, “ganar para el Señor a los hermanos”, “buscar la humildad en la tierra”, “elevar los ojos al cielo”: son siete objetivos muy concretos que dan sentido al coronar a la Virgen María. Al celebrar en este día este aniversario, conviene que recordemos el porqué de las cosas.

La coronación significa que juramos a la Santísima Virgen nuestra Reina, y que nos entregamos a Ella, a fin de que en la diócesis de Querétaro y en toda la V. Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo reine en todos y en todo: en nuestras personas, hogares, familias, talleres, oficinas, escuelas y aún en las altas esferas de nuestros legisladores, gobernantes y militares. Esto quiere decir que debemos conservar fielmente y profesar siempre con valor la santa fe católica que en el bautismo recibimos; que debemos guardar constantemente los mandamientos de Dios y de la Iglesia y las obligaciones de nuestro respectivo estado; que debemos abstenernos de todo lo que es opuesto a la caridad y temor de Dios, como son los espectáculos, la prensa, y las modas inmorales; que hemos de frecuentar los sacramentos, ser piadosos y procurar abstenernos de todo pecado; en una palabra, vivir en amistad y gracia de Dios, agradándole en todo».

Querido hermanos y hermanas: «Nosotros somos el gozo y la corona de la Santísima Virgen María del Pueblito. En realidad el oro y las piedras preciosas, son nuestras almas y nuestros corazones». Solo así, el honor y la dignidad de lo que ello implicó, será para nosotros, camino que nos conduzca a la gracia y al mismo tiempo a la caridad y al servicio de los demás. «La finalidad última del culto a la bienaventurada Virgen María es glorificar a Dios y empeñar a los cristianos en una vida absolutamente conforme a su voluntad» (Juan Pablo, Exhort. Apostol. II, Marialis cultus, 39).

Pidámosle a Ella que, así como hoy, renovamos el deseo de verla coronada, también un día, cada uno de nosotros, cuando terminada nuestra peregrinación por esta tierra, interceda por nosotros, para que también nosotros seamos coronados por el Padre del Cielo y podamos entonces “cantar eternamente las misericordias del Señor”. Amén”.

Al finalizar la celebración el padre Guardian del Santuario agradeció a nombre de los Frailes menores al Sr. Obispo su visita a la Virgen del Pueblito.