Benedicto XVI admitió que su salud ya no puede ir al ritmo del mundo hoy. ¿Significa esto que su renuncia se debe a que no es capaz de sintonizar con los jóvenes? ¿Un Papa demasiado anciano para conquistar a la juventud?
La relación del Papa Ratzinger con los jóvenes está atestiguada por tres Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), que ilustran la capacidad del Pontífice para entrar en sintonía con los muchachos de los cinco continentes.
Poco después de ser elegido Sucesor de Pedro, Benedicto XVI se enfrentó a un gran reto: la JMJ en Colonia, Alemania, que había sido convocada por Juan Pablo II para agosto de 2005. Algunos sostenía que era difícil que el nuevo Pontífice conectara con los jóvenes como lo hacía su Predecesor, que tenía un gran carisma.
Otros más, basados en el prejuicio de que Joseph Ratzinger era un hombre duro, supusieron no le sería fácil dialogar con los jóvenes. Sin embargo, la realidad mostró algo diferente: que el Papa alemán comenzó a conquistar los corazones de los católicos, iniciando por los jóvenes.
El Santo Padre supo entrar en tan fuerte sintonía con los muchachos y muchachas, que muchos denominaron a esta JMJ como “el milagro alemán”. Cuando concluyó esta Jornada, un popular periódico de Renania describía, en su primera página, este evento como: “Sencillamente divino”.
Como muestra del éxito obtenido en Colonia por Benedicto XVI, basta decir que el presidente de la cadena pública de televisión alemana informó que más de 250 millones de telespectadores de todo el mundo siguieron el domingo la Eucaristía de clausura de la JMJ 2005.
Pero no ha sido la única JMJ durante el Pontificado de Benedicto XVI. Ha celebrado otra en Sidney (2008) y una más en Madrid (2011). Además, hay una jornada con jóvenes en cada viaje del Papa a los distintos países. Este mismo evento se organiza cada año en Roma, en el Domingo de Ramos.
De Sidney también hay una grata anécdota que contar. Resulta que con la JMJ 2008 se superó el número de visitantes a Australia en toda su historia. Superó incluso al número de asistentes a las Olimpiadas en el año 2000.
En Madrid 2011, el Santo Padre reunió a por los menos un millón y medio de jóvenes, que acompañaron al Papa en una emotiva vigilia de oración y luego en una Misa. Hubo un suceso ilustra la sintonía del Pontífice con los jóvenes. Durante esa vigilia cayó una tormenta que el Santo Padre soportó sin moverse de su sitio. Y en castellano, dijo a los empadados asistentes: “Nuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias. El Señor con la lluvia nos manda muchas bendiciones”. Al concluir, les agradeció a los jóvenes “el gran sacrificio” y su buen ejemplo.
El núcleo del mensaje del Papa a los jóvenes se encuentra condensado en la homilía de la Misa del inicio de su Pontificado, que sigue claramente la línea de Juan Pablo II: “hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de una larga vida personal, decir a todos ustedes, queridos jóvenes: ¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abran, abran de par en par las puertas a Cristo, y encontrarán la verdadera vida”.
Estas JMJ atestiguan que hay “algo más” en la relación del Santo Padre con la juventud, que no es posible explicar sólo con categorías humanas, como que el Papa “tiene carisma” o que “tiene empatía”. Los jóvenes de hoy buscan la autenticidad y sus corazones saben reconocerla… y en Benedicto XVI, además de autenticidad, encontraron a Dios.