La noche del lunes 18 de abril de 2016, se realizó la presentación de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia, en el Aula Magna del Seminario Conciliar de Querétaro. Se contó con la participación del Excmo. Sr. Obispo Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, el Pbro. Jaime Guitierrez, la Mtra. Araceli Ornelas Duarte y el Dr. Rodrigo Guerra López.
Monseñor Faustino, al dar la bienvenida a los más de 500 participantes que acudieron al panel, refirió: «Nos reunimos esta noche para reflexionar sobre la importancia que tiene el amor en la familia, en base a la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia. El anuncio cristiano sobre la familia siempre debe ser considerado como una buena nueva; encontrando aquí el fundamento de la exhortación que el Papa Francisco nos ofrece.
El titulo le viene de las primeras palabras, la alegría del amor. Por tal razón el Papa al presentarnos este documento nos invita a ocuparnos de lo esencial en nuestras vidas: de la alegría y del amor, principios que no excluyen en ningún momento a nadie. Pues no basta quedarse en un anuncio retórico de los males, en necesario proponer y responder en base a la Misericordia que Dios nos muestra».
El texto que a continuación se expone, acompañó la intervención del Dr. Rodrigo Guerra López, miembro del consejo Pontificio de Justicia y Paz; y corresponde a la entrevista que el Periodista Jaime Septién (Director del Observador) realizó 3 días posteriores, a la publicación de Amoris Laetitia.
ACOMPAÑAR, DISCERNIR E INTEGRAR LA FRAGILIDAD:
LOS 3 CONCEPTOS CLAVE DE LA EXHORTACIÓN DEL PAPA
Un buenísimo análisis de “Amoris laetitia”
JAIME SEPTIÉN
ALETEIA, 11 ABRIL, 2016
El 8 de abril de 2016 se publicó la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. Entrevistamos al filósofo mexicano Rodrigo Guerra, colaborador de Aleteia y miembro del equipo de expertos en el Sínodo Extraordinario de la Familia, celebrado en octubre de 2014, sobre algunos de los temas “candentes” de este nuevo documento pontificio.
JS.- ¿Qué importancia tiene Amoris laetitia para la Iglesia y para la sociedad en el momento actual?
RG.- Amoris laetitia es una proclamación gozosa de la verdad sobre la familia revelada en el Evangelio y en la dignidad inalienable de la persona humana. Este documento es una pieza clave para la reforma que hoy requiere la Iglesia y para renovar nuestra sociedad. Reforma eclesial que es más conversión y caridad que reingeniería.
Francisco dice: “ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto” (…) “esa es la peor manera de licuar el Evangelio”. Es “inadecuada cualquier concepción teológica que en último término ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia”. Para responder al drama de los matrimonios y las familias reales es necesario superar una “fría moral de escritorio al hablar sobre los temas más delicados” y situarnos más bien en el contexto del muy urgente y necesario “discernimiento pastoral”.
JS.- ¿Existe ruptura entre la enseñanza de Francisco en Amoris laetitia y el Magisterio precedente?
RG.- No existe ruptura alguna. Al contrario, aprovechando la maduración de la enseñanza de la Iglesia realizada por el Concilio Vaticano II, por Juan Pablo II y por Benedicto XVI, el papa Francisco desarrolla un importante esfuerzo de renovación pastoral que implica un cambio de mentalidad en todos. Tanto en el pueblo de Dios como en los pastores.
Este cambio de mentalidad es en cierto sentido el criterio hermenéutico para interpretar todo el documento: la lógica de la misericordia pastoral.
JS.- ¿No hay una merma de la verdad en nombre de la importancia de la conciencia y el fuero interno en la exhortación Amoris laetitia?
RG.- Con Amoris laetitia Francisco nos educa para que entendamos que ni las posturas liberales ni las conservadoras atinan a expresar la verdad que hoy se requiere anunciar a la familia.
El Papa nos está regalando un impresionante himno a la verdad en la conciencia y a la verdad sobre la conciencia que requerimos asimilar personal y comunitariamente para poder así mostrar el rostro misericordioso de la Iglesia a las personas y las familias que sufren.
Pura verdad objetiva sin respetar la verdad de la conciencia aplasta a la persona. Pura conciencia sin verdad es relativismo subjetivista.
JS.- ¿Hay cambio en la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia?
RG.- La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio sigue siendo la misma. Sin embargo, el Papa nos insiste en buscar soluciones más inculturadas que atiendan los desafíos personales y locales. De esta manera, no se cae en un relativismo sino en una más plena acogida de la verdad integral que es la que libera.
JS.- Usted es filósofo y ha escrito un libro sobre los fundamentos personalistas de la ley natural (“Afirmar a la persona por sí misma”, CNDH, México 2003): ¿No se disuelve la ley natural en casuística si se da tanto peso al fuero interno y al contexto? ¿No hay un riesgo de relativismo en esta exhortación?
RG.- Este es un documento pontificio plenamente tomista: por una parte se reconoce con gran claridad la objetividad de la ley natural pero siguiendo a santo Tomás también se reconoce el papel que tiene la prudencia del juzgador en el momento de tener que decir algo lleno de misericordia y verdad sobre un caso concreto.
En el ámbito de la teoría del Derecho a veces hay más conciencia de esto mismo: el Derecho no solo es ciencia sino arte, es ars iuris, es decir, ejercicio prudencial. Al interior de la Iglesia es necesario que los pastores comprendan más y mejor esta tradicionalísima doctrina para evitar la aplicación unívoca y a “rajatabla” de la norma de manera uniforme en todos los casos.
JS.- Francisco habla de “gradualidad pastoral” ¿en qué consiste?
RG.- No es gradualidad en la ley. Es paciencia con las personas. La gradualidad pastoral es expresión del respeto exquisito a la obra que Dios hace poco a poco al interior del alma.
Los tiempos de Dios no siempre son los nuestros. Por eso, hay que aprender a apreciar el a veces largo proceso humano que es la conversión del corazón. Y nunca apagar la “llama humeante”. Al contrario, alentarla aunque no sea perfecta al principio y requiera de un paciente cuidado, ternura y protección.
JS.- ¿Existe algún “concepto-clave” que ayude a interpretar adecuadamente Amoris laetitia?
RG.- Creo que no es un solo concepto sino tres: acompañar la fragilidad, discernir la fragilidad e integrar la fragilidad.
Todos somos frágiles. Todos estamos heridos de un modo o de otro. Las comunidades eclesiales deben ser comunidades de acompañamiento, discernimiento e integración. Sólo así es posible vivir de verdad una de las ideas centrales que Francisco nos regala en Amoris laetitia: Nadie puede ser condenado para siempre. Esa no es la lógica del evangelio. Para todo drama humano existe solución en Jesucristo, Persona viva que se hace encuentro, ternura y compasión sin límites, ¡sin límites!