𝗛𝗼𝘆 𝘀𝗲 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗲𝗻 𝗽𝗿𝗲𝗽𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮 𝗹𝗮 𝗙𝗶𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗟𝗶𝘁𝘂́𝗿𝗴𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗡𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗦𝗲𝗻̃𝗼𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗗𝗼𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗼𝗿𝗶𝗮𝗻𝗼.
Un día después de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, la Iglesia conmemora a Nuestra Señora de los Dolores. Esta devoción viene desde muy antiguo y fue en 1814 que el Papa Pío VII estableció esta celebración para el 15 de septiembre.
En la Diócesis de Querétaro es conocida como la “fiesta chica”, donde veneramos a la 𝑩𝒆𝒂𝒕𝒊́𝒔𝒊𝒎𝒂 𝑽𝒊𝒓𝒈𝒆𝒏 𝑴𝒂𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑫𝒐𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝑺𝒐𝒓𝒊𝒂𝒏𝒐, 𝒑𝒂𝒕𝒓𝒐𝒏𝒂 𝒄𝒆𝒍𝒆𝒔𝒕𝒊𝒂𝒍 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒊𝒐́𝒄𝒆𝒔𝒊𝒔.
𝗗𝗜́𝗔 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗘𝗥𝗢
𝑉. ¡Ave María Purísima!
𝑅. Sin pecado concebido.
𝗦𝗘𝗡̃𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭.
PERSIGNARSE: Por la Señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos + Señor Dios Nuestro.
SANTIGUARSE: En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝗗𝗘 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗥𝗜𝗖𝗜𝗢́𝗡.
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Creador y Redentor mío, por ser tú quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén.
𝗢𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗜𝗡𝗜𝗖𝗜𝗔𝗟.
Amorosísima Madre Dolorosa, Tú has escogido esta Imagen y este Templo y Misión de Soriano, para conservar la fe de los que ocurrimos a este lugar a venerarte. Aquí ante esta tu Imagen de Soriano, nos recuerdas los Dolores que sufriste al pie de la Cruz por nuestras almas, y nos mueves a penitencia y confesión de nuestras culpas, para que podamos volver a nuestras tierras y familias con limpios corazones, y llenos de la Paz de Dios. Así te acuerdas de tus misericordias, y logras que el sacrificio de Jesús tu Hijo nos aproveche, y te muestras Madre, cual Jesús te constituyó en el monte Calvario al decirte: “ve ahí a tu Hijo.” Pues, Oh Madre, mueve mi espíritu a dolor de mis muchos pecados, y con tu poder cambia mi corazón. Y con la confianza de que así lo haces ya conmigo, me vuelvo a mi Dios, mi Dueño y mi Redentor, diciéndole: Me pesa de haber pecado; me pesa por ser Dios mi Padre, y tan bueno; y me pesa porque con mis culpas he sido causa de los Dolores de Jesús y de María. No volveré más a pecar. Así sea.
𝗠𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡.
«A JESÚS POR MARÍA».
Una sola es nuestra ocupación en esta tierra: esforzarnos cada día por amar más a Jesús, pero la experiencia nos enseña que nunca progresamos tanto en nuestro amor al hijo, como cuando llegamos a Él por la Madre; pues Él siempre está con ella y con ella mora. La oscuridad de los misterios de nuestro Salvador se torna en claridad cuando los miramos a la luz de María, porque esa luz es la que viene de su hijo, María es el camino más rápido para llegar a Jesús, porque Ella es puerta franca para entrar en su palacio.
Pero María es todo un mundo que no podemos abrazar en una sola mirada; mundo de gracia, cuyas regiones debemos ir recorriendo una por una con exquisita diligencia y describiéndolas puntualmente, para sacar de ellas riquezas espirituales de sabiduría y de amor, que nos permitan tener una unión cada vez más estrecha con su precioso Hijo, Nuestro señor Jesucristo.
¡Ruega por nosotros, Dolorosa Madre!
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
(Hagamos un momento de meditación, y luego la petición)
𝗥𝗲𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗔𝘃𝗲 𝗠𝗮𝗿𝗶́𝗮 𝘁𝗿𝗲𝘀 𝘃𝗲𝗰𝗲𝘀.
𝑉. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
𝑅. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
𝗢𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟.
Oh, santa Madre de Dios, al sumergirme en el océano de tus dolores y contemplar lo que has padecido junto a tu hijo por mi salvación y la salvación de mundo entero, el arrepentimiento de mis pecados invade mi corazón y surge, en mí, un firme propósito de enmienda y cambio de vida. Además, tengo la plena confianza de que Tú acoges, en tu corazón inmaculado y dolorido, mi humilde suplica que ahora te presento (hago mi petición por la que estoy haciendo esta novena) … Oh dolorosa Madre, entrégala a tu divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo; y así, asociándome contigo a su pasión, pueda yo merecer participar de su gloriosa resurrección, Amén.
¡Ruega por nosotros, Virgen Dolorosa!
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
𝗦𝗘𝗡̃𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭.
PERSIGNARSE: Por la Señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos + Señor Dios Nuestro.
SANTIGUARSE: En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
𝑉. ¡Ave María Purísima!
𝑅.. Sin pecado concebido.
𝗖𝗔𝗡𝗧𝗢 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟
Ruega por nosotros Dolorosa Madre.
*Ruega por nosotros,
Dolorosa Madre,
para que tu Hijo
no nos desampare.
Salve mar de penas,
Salve triste Madre,
Salve Reina hermosa,
llena de piedades.
*Ruega por nosotros, etc.
De tus ojos penden
las felicidades,
míranos Señora,
no nos desampares.
*Ruega por nosotros, etc.